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Viajando por Japón entre diferentes mundos

Un viaje por Japón es un continuo descubrimiento. Más allá de sus tradiciones, de la belleza de sus jardines, de sus templos y sus castillos de la época de los samurais, Japón nos ofrece su lado más sorprendente a la vuelta de cada esquina. Comienza aquí la segunda parte de este recorrido por ese Japón friki y diferente que quiere conocer.

Como os he mostrado en el primer artículo dedicado a introduciros en lo más raro, extraño, diferente o friki del Japón, este país es una sorpresa sin fin.

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Ninjas por las paredes, las sandalias gigantes de Buda y el barco manga-futurista

Asakusa es el barrio más tradicional de la enorme ciudad de Tokio. El lugar donde encontrarás templos de color bermellón, altas pagodas y el mejor lugar para comprar souvenirs: la calle Nakamise. Desde kimonos a máscaras ceremoniales pasando por galletitas artesanales, kimonos, dulces mochi o abanicos. Además de un largo etcétera de productos desconocidos que no alcanzas ni a imaginar. Como no podía ser de otra forma, incluso aquí te vas a encontrar con cosas extrañas. Te animo a buscar y encontrar a los ninjas que hay colgados en las fachadas y tejados de algunos edificios del barrio.

Una cosa que sí verás sin problemas es la linterna gigante de intenso color rojo y varios metros de altura de la puerta ceremonial de entrada al Templo Senso-ji o Asakusa Kannon. También te puedes dedicar a encontrar las sandalias gigantes de Buda. Te aseguro que son grandes, grandes.

Después de envolverte en el humo del incienso de la entrada del santuario, acércate hasta la orilla del río Sumida. Con suerte verás pasar un barco futurista que parece sacado de una película de ciencia ficción. Es el Himiko y su diseñador es Leiji Matsumoto, uno de los autores más conocidos de maga japonés. Como en Asakusa hay mucho que ver le he dedicado un artículo específico donde te enseño el barrio más tradicional de Tokio: Asakusa, un viaje a ese Tokio de otra época que todos buscamos

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En tren futurista hasta los pies del gigante Gundam rodeado de parejas de novios chinos

Desde el exclusivo, pulcro, elegante y carísimo barrio de Ginza parte el tren monoraíl automatizado de la línea Yurikamome que te llevará hasta Odaiba. Este es un trayecto que tienes que hacer al atardecer cuando se ilumina la ciudad. La sensación de volar en ese tren sin conductor entre anuncios de neón y altos rascacielos cruzando la bahía de Tokio hacia el Rainbow Bridge es inolvidable. Te sentirás trasportado al futuro.

Pero lo que te espera es todavía más sorprendente. Vale, no es la Estatua de la Libertad de Nueva York, pero aquí también te podrás fotografiar con una antes de adentrarte en Diver City. Ahí te espera, tras uno de los ultramodernos edificios, el gran Gundam, el protagonista del anime más popular de Japón, y a tamaño gigante.

Y cuando digo gigante es que es muy grande. (NOTA: El Gundam que os enseño aquí ha sido sustituido recientemente por otro más «evolucionado»). Cada pocos minutos suena la música de la serie de fondo mientras Gundam se ilumina y comienza a mover partes de su robótico cuerpo. Flipante. A sus pies decenas de frikies de la serie venidos de todo el mundo contemplan la escena con la boca abierta. Y no faltan las parejas de novios chinos que vienen hasta aquí a hacerse las fotos para su álbum de bodas ¿Quién da más?

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Entre monjes sintoistas, ninjas y samurais a los pies del Castillo de Osaka.

Si no has tenido suficiente con Tokio te llevo hasta la ciudad más divertida, abierta y animada de Japón: la maravillosa Osaka. Aquí no puedes perderte su impresionante castillo medieval. Aunque la verdad, la reconstrucción moderna del interior deja mucho que desear. El exterior del castillo es el decorado ideal para bodas tradicionales. También verás monjes sintoistas y parejas de novios vestidos de forma tradicional. Pero también ninjas y samurais. Y no, esto no es una película.

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Por cierto, si no os habíais fijado antes en las tapas de las alcantarillas es el momento de hacerlo. Resultará inevitable que recorras Japón buscando las tapas de alcantarilla decoradas con motivos especiales. Estos japoneses son geniales.

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Entre pachinkos, cines porno y Bilinken…en Shinsekai

Osaka está lleno de lugares curiosos como Shinsekai. Su icono más reconocible es la Torre Tsutenkaku que antes de la II Guerra Mundial era un parque de atracciones. Shinsekai es uno de los barrios más coloridos, iluminados y extraños de la ciudad. Es el lugar perfecto para comer los diferentes tipos de kushikatsu, una especie de brocheta que es la especialidad local. Y también de entrar en una de las muchas salas de Pachinko, ese juego de bolitas metálicas que despierta pasiones entre los japoneses.

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Una sala de  Pachinko es un universo paralelo donde el tiempo es relativo, el sonido es ensordecedor y el clinc-clinc de las bolitas brillantes de metal al caer terminará por abducirte. Pero Shinsekai está lleno de salas de Pachinko, de cines porno, restaurantes típicos, salones de Go con montones de hombres jugando en pequeñas mesas. Y de bares en cuya entrada te encontrarás con la figura dorada del regordete y sonriente Billiken.

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Las calles de DenDen Town entre maids, otakus y Mazinger Z

Por supuesto Osaka tiene su propio barrio Otaku-anime-electrónico. DenDen Town en el barrio de Nipponbashi es el Akihabara de Osaka. Y por lo tanto sus calles son un desfile de otakus y personajes variopintos a la búsqueda de quién sabe qué.

Si en Tokio no habéis disfrutado con los grititos y canciones histéricas de las chicas de un Maid´s Café, este es el lugar para hacerlo. Por supuesto no faltan los edificios llenos de tiendas de electrónica y de todo tipo de parafernalia y merchandising hentai, anime… Además de todas las increíbles variantes del universo manga japonés. Me emociono al encontrar en la entrada de una tienda una estatua de Mazinger Z, el primer robot anime de mi infancia.

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De las bolitas de pulpo a los hoteles del amor por Dotombori

Si hay una zona que define la animación y el ambiente de Osaka ese es Dotombori. Pasear por sus calles revestidas de anuncios de neón es una sucesión de escenas únicas:  cangrejos gigantes de los restaurantes Kani Durako en movimiento, humeantes puestos de takoyakis (esas adictivas bolitas rellenas de pulpo típicas de Osaka), karaokes, tiendas de recuerdos y cientos de bares y restaurantes donde probar las distintas variedades de  okonomiyaki.

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Por las callejuelas cercanas encontrarás los locales de compañía femenina y masculina. Sus grandes  carteles iluminados son visibles a distancia. Aquí japoneses solitarios y solitarias pagan por unos minutos de compañía con chicos o chicas que les dicen lo guapos y majos que son. En teoría sin contacto físico. Pero en las cercanías de los canales de Dotombori hay una gran variedad de Love Hotels. Sus habitaciones se alquilan por horas y suelen estar decoradas de diferentes motivos para hacer realidad tus fantasías sexuales más alocadas. Por lo menos eso es lo que me han contado…

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Más cosas únicas y diferentes que sólo podrás hacer en Japón

En Japón los contrastes culturales y el carácter (muchas veces incomprensible) de sus habitantes se aprecia en infinidad de detalles. Como la lista sería interminable voy a citar unas pocas de las muchas cosas que sólo podrás hacer en el país nipón:

  • Date un paseo en ricksaw por Asakusa o Higashiyama o Arashiyama. Para tu información el término ricksaw proviene del japonés «jinrikisha» (人力車), y quiere decir carruaje empujado por un hombre.

  • Sal de fiesta a tomar sake y termina la noche durmiendo en un karaoke tras partirte de risa intentando cantar canciones en japonés.
  • Duerme en un templo sintoista como los que encontrarás en el monte Koya San. Disfruta de sus jardines, de su comida vegetariana y de que te despierten a las 5 de la mañana para ir a rezar en cuclillas rodeado de jubilados.
  • Experimenta con los botones de los retretes automatizados con canal musical, calefactados y con chorros diferenciados para hombres y mujeres. Las instrucciones vienen en japonés, así que puedes pasar un buen rato intentando adivinar para qué es cada uno.

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  • Duerme en un hotel cápsula y siente que estás en una nave de trasporte de Avatar o de Star Trek. Si quieres algo más japonés, no dudes en reservar en los ryokan. Son establecimientos típicos japoneses con precios para todo tipo de bolsillos.

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Sube a un taxi (caros, caros…) y sorpréndete con la decoración de ganchillo y punto de cruz que reviste el interior de los coches. Por no hablar de sus ceremoniales, impecables y trajeados conductores.

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  • Vive la experiencia de un baño Onsen de aguas termales. Aunque no se pueden comparar con los de las termas naturales, muchos hoteles y ryokan cuentan con instalaciones para disfrutar de un buen baño japonés. Y sí, es obligatorio desnudarse y lavarse bien antes de entrar en uno de esos relajantes baños japoneses.
  • Busca geishas y maikos por los barrios tradicionales de Kioto como Higashiyama o Pontocho.

  • Prueba todo tipo de platos desconocidos tras elegir tu menú señalando los platos plastificados de los escaparates. Como casi todas las cartas bien en japonés, esos platos de plástico te permitirán pedir a tu gusto sin mayores dificultades.

  • Ir de picnic a un parque durante el hanami rodeado de cerezos en flor. Y de miles y miles de japoneses.
  • Asistir a alguno de los muchos festivales Matsuri que se celebran a todo lo largo de la geografía japonesa. Alucinarás con lo desinhibidos que se vuelven los japones cuando están de fiesta. Encontraréis toda la información aquí: https://japonismo.com/blog/matsuri-festivales-japoneses
  • Ir a ver a los macacos japoneses en Arashiyama. Y cuidado que muerden. Por si acaso no te olvides de viajar a Japón con un buen seguro de viajes. Yo lo hago con el que me ofrece las mejores coberturas: el seguro de MONDO. Además si lo contratas directamente desde aquí tendrás un 5% de descuento.

  • Adentrarte en los locales del Red Light District de Ikebukuro en Tokio. El surtido de karaokes, bares de copas, oppai pubs, izakayas para comer algo, salas de juego y prostíbulos más o menos disimulados acabará por hacerte sentir como un pulpo en un garaje.
  • Buscar las estatuas jizo más raras de los templos y santuarios de la maravillosa isla de Miyayima.

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  • Cargarte de paciencia con todos los grupos de colegiales/as que te te van a pedir que les hagas una foto. O que te hagas un selfie con ellos/as. Y suerte tendrás si no te sacan un cuestionario en inglés para ayudarles con sus deberes.

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  • Visitar el único museo del mundo dedicado a una explosión atómica, el del Memorial de la Paz de Hiroshima. Se te pondrán los pelos de punta comprobando el efecto destructor y el dolor insufrible que es capaz de provocar una bomba nuclear. Muy duro, mucho. Pero es una lección de Historia que debería ser obligatoria.
  • Visitar el templo de madera más grande del mundo en Nara, el Todai-ji. Antes de llegar tendrás que escapar del acoso de los ciervos descornados que viven en libertad por los parques. Por cierto, en Nara hay pastelerías donde todavía podrás ver cómo se prepara la masa de los mochi a mazazos. Y no dejes de comerte uno de los mejores okonomiyakis que he probado en el Okaru. No esperes grandes lujos. Es un local de esos de toda la vida pero te preparan el okonomiyaki en la plancha al momento. Delicioso…

Sí, la lista de cosas raras, especiales y diferentes que puedes hacer o ver en Japón resulta interminable. Como espero regresar os seguiré enseñando esas cosas extrañas que sólo se pueden ver o hacer aquí. Porque Japón es un país donde no existe la palabra aburrimiento.

Si la vida es una continua sorpresa Japón es pura vida.

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