Peshawar, la capital de los pastunes de Pakistán.

A Peshawar no le podrían haber elegido un nombre mejor. Su nombre deriva del sánscrito Puruṣapura que quiere decir “ciudad de varones”. Y hombres, sólo hombres, es lo que os vais a encontrar por sus calles. Las mujeres brillan por su ausencia en esta caótica, decadente, hospitalaria y fascinante ciudad. Así es Peshawar, la capital económica, religiosa y cultural de los pastunes de Pakistán.

Los tambores kalash, los dholaks, resuenan en el valle de Bumburet.

Los kalash hacen retumbar sus tambores anunciando el inicio del Chilam Joshi, el Festival de la Primavera. Las mujeres comienzan a bailar girando sobre sí mismas, o avanzando de lado unidas por las manos detrás de las cintura. Mientras, los punjabís, los pakistaníes del centro del país, las rodean mirándolas con avidez. En su mayoría son hombres jóvenes atraídos por estas mujeres de piel clara que bailan en público sin un velo que les tape el rostro. Algo totalmente prohibido en el mundo musulmán.

Los Kalash, uno de los pueblos más antiguos de Asia.

Guiados por el sonido incesante de los tambores los Kalash bailan y cantan sin cesar. Apenas quedan unos 3.000 integrantes de esta etnia que ha vivido aislada durante siglos en los remotos valles fronterizos del norte de Pakistán y Afganistán. Durante generaciones han preservado su idioma, cultura y religión. Pero la influencia del mundo moderno y los intentos de conversión religiosa al Islam, amenazan el presente y el futuro de los Kalash.

Hacia Passu siguiendo la carretera del Karakorum.

El valle de Hunza es el lugar perfecto para los amantes de las caminatas, del senderismo y de la escalada de alta montaña. Pero sus grandes paisajes y sus panorámicas de impresión se vuelven todavía más imponentes cuando salimos de Karimabad siguiendo la carretera del Karakorum hacia la frontera con China. Llegamos a los valles de Gulmit y Passu, con sus imponentes glaciares y picachos que superan los 6000 m.

Las verdes praderas de Fairy Meadows frente al Nanga Parbat.

La carretera de Fairy Meadows es una de esas rutas que te hielan la sangre, donde sientes que tu vida pende de un hilo y donde el mínimo error se paga con la muerte. El trazado sinuoso e irregular de esta ruta excavada en la cordillera del Himalaya asciende hasta 3000 m. de altura. Es el comienzo de la ruta para llegar al primer campo base del Nanga Parbat, la novena montaña más alta del mundo.

El valle de Hunza: el «reino perdido del Himalaya».

El valle de Hunza es uno de esos lugares del mundo bendecidos con una belleza que supera lo imaginable. Un destino en el norte de Pakistán que aúna la aventura, la amabilidad de sus habitantes y las huellas que dejó a su paso la mítica de la Ruta de la Seda. Todo ello aderezado con una naturaleza de alta montaña que te deja con la boca abierta.

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