Machu Picchu: una experiencia personal inolvidable.

Machu Picchu me dejó impactado. Superó todo lo que esperaba. Simplemente porque de verlo tanto en imágenes, reportajes, en TV, en todas partes… pensé que ya no quedaba lugar para la sorpresa. Pero una vez más comprobé que no hay nada como la experiencia personal. Afortunadamente.

Tan tranquilo estaba antes de llegar que no sentí en ningún momento la excitación de lo desconocido, la chispa del misterio, el revoloteo de mariposas en el estómago ante lo que está por venir…La espera en la cola del autobús en Aguas Calientes a las 7 de la mañana, y la cola posterior para acceder al recinto arqueológico apagaron cualquier atisbo de excitación viajera. Demasiada gente, demasiada gente…Eso era lo único en que podía pensar.

Sin embargo todo eso desapareció en un instante mágico. El instante en que por primera vez vi Machu Picchu ante mis ojos con el Huayna Picchu de fondo. ¡Qué maravilloso es viajar para borrar prejuicios, levantar misterios, desvelar secretos, y sobre todo, para emocionarte! Allí delante tenía una de las panorámicas más hermosas de este planeta. La conjunción perfecta entre la obra del hombre y la de la Naturaleza. Una auténtica maravilla, sin paliativos.

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El viaje en tren

Organizar el viaje a Machu Picchu no es tarea fácil ya que hay que prepararlo todo con mucha antelación. Aquí te dejo la guía que he elaborado para que tu viaje sea un éxito: Guía definitiva para organizar tu viaje a Machu Picchu y no fastidiarla

En mi caso el viaje a Machu Picchu comenzó en la fantástica ciudad de Cuzco. Tras dedicarme a conocerla durante unos días viajé hasta Aguas Calientes en el tren The 360º de Inca Rail. Sobre todo por tres razones:

  1. Salidas y llegadas directas desde la estación de San Pedro en Cuzco
  2. Ahorrarme el espectáculo folclórico y musical en directo al regreso del tren The First Class.
  3. El precio. Porque a pesar de ser un auténtico saqueo para los turistas, era menos doloroso que el de otros billetes más caros. Por otra parte los Voyager, más económicos, ya estaban completos. Y los trenes desde Ollantaytambo, también. La verdad no tenía muchas más opciones.

El viaje desde Cuzco hasta Aguas Calientes llevó poco más de 3 horas. En ese tiempo el tren fue descendiendo desde las alturas andinas de paisajes áridos de Cuzco hasta los semi-tropicales de Aguas Calientes. Por el camino quedaron el Valle Sagrado, el río Urubamba, los picos nevados del Sahuasiray o del Nevado Chicón, y pueblos como Chinchero y Ollantaytambo.

Un viaje que se pasó volando mientras miraba por las ventanas. O me asomaba a ver los paisajes desde un vagón que tiene los ventanales abiertos. El Valle Sagrado ya no es el que era hace un par de décadas pero aún así mantiene una magia especial. Quizás sea la belleza combinada de los campos de maíz, de las montañas nevadas, del correr agitado del río Urubamba o de las ruinas incas que se mantienen aferradas a alguna ladera…El caso es que es un trayecto en tren de los que se hacen con auténtico placer.

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Aguas Calientes: caos urbanístico en el paraíso

Desde la misma salida de la estación de Aguas Calientes te ves inmerso en un caótico desorden. Para empezar sales directamente a un gran mercado de recuerdos, artesanías y souvenirs sin indicaciones que te permitan saber a dónde dirigirte. Pregunta por el río y a partir de ahí ya te resultará más fácil orientarte. Es un decir, porque hay dos calles que suben paralelas al río y una serie de puentes, callejones y escalinatas que suben y bajan. O que se entrecruzan en un desorden urbanístico que se ha apoderado de uno los entornos más hermosos del Perú. No voy a hablar mucho sobre Aguas Calientes. Lo más amable que puedo decir es que es un “pueblo de frontera” creado sin ningún tipo de amor por la estética ni aprecio por el urbanismo.

Pero si pasas por aquí al menos te voy a recomendar un hotel, el Inka Tower. Su precio está en consonancia con los altos precios de Aguas Calientes. Pero al menos la atención de su personal es espléndida y cuenta con unas habitaciones enormes con jacuzzi y vistas al río. También te voy a recomendar un restaurante que se aleja de la carta habitual para turistas. Un lugar muy apetecible y en el que sentirte alejado del desastroso centro urbano: el restaurante Mapacho. Pide mesa en la terraza junto al río y disfruta de la maravillosa gastronomía peruana. La trucha con langostinos o el flan de coca y quinoa son de relamerse de gusto.

La razón de ser de Aguas Calientes es la existencia de Machu Picchu. Y la masiva afluencia de turistas que se ven obligados a venir para poder entrar en el yacimiento arqueológico. Aparte de eso no hay ninguna razón que justifique venir hasta aquí.

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De Aguas Calientes hacia Machu Picchu

Los autobuses de Aguas Calientes hacia la entrada a Machu Picchu salen desde las 5:00 de la mañana. Según el horario de entrada al yacimiento tendrás que ponerte en una cola u otra de las que se van formando en el paseo junto al río. Sólo es cuestión de preguntar al personal de la empresa de autobuses. En la espera se te acercarán guías para preguntarte si te quieres unir a un grupo.

TIP.- El boleto para el autobús lo puedes comprar con antelación por internet o en la boletería de CONSETTUR situada junto a la salida de los autobuses. Es un billete abierto para utilizar cuando quieras, a la hora que quieras.

Desde hace poco tiempo se ha establecido la obligatoriedad de que todo visitante a Machu Picchu lo haga acompañado de un guía. Una vez hecha la visita el guía te dará una especie de recibo que deberás llevar contigo para justificar que has pagado sus servicios. A la entrada a Machu Picchu te preguntarán si llevas guía, y si no es así te indicarán dónde contratar u guía oficial por supuesto a precios más caros.

TIP.- Puedes saltarte el servicio de guía si tu entrada incluye el ascenso al Huayna Picchu o a la Montaña Machu Picchu. Como su visita se hace a primeras horas de la mañana y los guías no están para acompañarte en el ascenso, basta con decir que vas a subir a alguno de estos lugares para que te dejen entrar sin guía. En teoría al volver a entrar en el recinto de la ciudadela deberás contratar los servicios de uno. Pero eso ya es cosa de encontrar uno…Tu verás.

La carretera Hiram Bingham es de tierra y va ascendiendo entre bosques y barrancos. El viaje dura una media hora, así que toca relajarse y disfrutar de los maravillosos paisajes que van surgiendo tras las copas de los árboles. Poco antes de llegar se ven las primeras construcciones y terrazas de Machu Picchu disparando la emoción entre los viajeros del autobús. De pronto ahí estás. La plataforma de acceso a la entrada de la ciudadela es un caos de autobuses, turistas despistados y guías reuniendo sus grupos. Afortunadamente hay personal del parque ofreciendo información.

TIP.-Es el momento de ir al baño porque dentro del recinto arqueológico no hay. Es de pago, así que lleva unas cuantas monedas encima.

TIP.- Lleva impresa la entrada con tu hora de acceso así como tu pasaporte. Te lo pedirán para comprobar tu identidad.

La ansiedad y la expectación se respiran en el ambiente. Hay nervios, gritos, llamadas entre amigos y empujones para subir por la escalera que conduce a los controles de acceso. Tardo 15 minutos en subir la escalera rodeado de decenas de personas que como yo están a punto de ver cumplido un auténtico sueño. El sueño por el que muchos han ahorrado durante años y han recorrido medio mundo.

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Por fin, Machu Picchu

Que nadie ni nada te robe este momento. A los pocos metros de entrar llegarás al primer mirador desde el que tendrás la primera visión general de las construcciones incas, de las terrazas de cultivo y del magnífico paisaje. Respira hondo, busca un hueco entre los demás visitantes y párate unos minutos para disfrutar. La euforia se dispara y todo el mundo quiere hacerse la primera foto con las ruinas y el Huayna Picchu de fondo.

Tengo mucha suerte. La mañana es magnífica y el sol brilla con fuerza en el cielo. Tanto que me impide la visión clara de las montañas lejanas y del valle por donde discurre el río Urubamba. Disfruto del momento, del aire puro y de la inmensidad de este paisaje que ninguna fotografía es capaz de reflejar.

No tengo mucho tiempo. Tengo entrada para subir a la Montaña Machu Picchu y debo firmar el control de acceso entre las 8 y las 9. Los carteles indicadores señalan la ruta a seguir, así que comienzo a subir escalinatas para alcanzar las partes más altas de la ciudadela. Por el camino encuentro un par de miradores desde donde la perspectiva general es todavía más impresionante. Algunas llamas y alpacas campan a sus anchas por el recinto entre los turistas que pugnan por hacerse una foto con ellas.

Tras pasar la plataforma ceremonial de la Casa del Guardián enfilo el que fue el principal camino de acceso a la ciudadela: el que conduce hasta el Inti Punku, la Puerta del Sol. Siguiendo las indicaciones tomo el camino en ascenso de la derecha. La Montaña Machu Picchu se alza imponente ante mi. En ese momento me parece imposible llegar hasta la cumbre.

La Montaña Machu Picchu alcanza los 3080 m. de altura, mientras que la ciudadela se encuentra a unos 2400 m. Es decir, el desnivel supera los 600m. Su ascenso es una auténtica tortura para las piernas ya que hay que subir más de 1600 escalones de piedra irregulares con escalinatas desiguales, peldaños torcidos, piedras sueltas y tramos bordeando el abismo. Y no te olvides que luego hay que bajar todo eso sin tropezar, resbalar o caerse.

Para que compares, el Huayna Picchu “sólo” alcanza los 2700 m. de altura. Lo que supone la mitad de desnivel, un esfuerzo menor y menos tiempo para completar el ascenso y el descenso. Por eso todo el mundo prefiere subir al Huayna Picchu. Y por eso las 400 plazas diarias están reservadas con más de 3 meses de antelación. Para la Montaña Machu Picchu la demanda es bastante menor para el mismo número de plazas. Pero has de reservar con al menos 2-3 semanas de antelación.

Pero todo esto prefiero contártelo en un artículo específico. Desde ahora te digo que el ascenso a la Montaña Machu Picchu es una experiencia rompe-piernas, pero realmente increíble. Tanto por el esfuerzo que te exige, como por las vistas únicas y poco conocidas que se ven desde su cumbre.

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Recorriendo Machu Picchu

Tras subir y bajar la montaña Machu Picchu en poco más de 3 horas, comencé el recorrido por las las partes más altas de la ciudadela. En este punto del sector de Collcampata se encuentra la Casa del Guardián. En esta zona de terrazas se encuentran dos de los mejores miradores de Machu Picchu. Lugares en los que resulta inevitable detenerse, sentarse en el suelo cubierto de hierba y mirar hasta donde alcanza la vista.

Allí abajo son perfectamente visibles la entrada principal a la ciudad que da paso al Purum Wasi, más conocido como sector de Las Canteras. Más adelante se encuentra la gran Plaza Principal conocida como la Huaca de la Chakana, que separa la zona de los santuarios de las áreas residenciales. A la derecha se encuentran los restos de la Casa del Saber o Yachay Wasi. Y dominando la escena, imponente, el Huayna Picchu.

Desde donde estoy distingo la mayor parte de las 170 edificaciones de Machu Picchu construidas en un espacio de 530 m. de largo por 200 m. de ancho. Y por un tiempo indefinido recorro con la vista cada edificio, cada muro y cada estructura dejando volar la imaginación a un tiempo que ya no existe.

Imagen de machupicchuvision.com

Imagen de machupicchuvision.com

Es hora de bajar y dirigirme hacia el interior de la ciudadela. El acceso se hace por la misma puerta que usaron los incas y sólo has de echarle un poco de imaginación a los que ves. Casi es la una de la tarde. Y lo mejor es que la mayor parte de la gente que ha venido en el turno de la mañana ya se ha ido. Así puedo visitar Machu Picchu sin mucha gente, aunque con el agobio de saber que tengo que regresar a Aguas Calientes antes de la salida de mi tren a Cuzco.

TIP.- Si al terminar la visita tienes que tomar un tren en Aguas Calientes recuerda que a partir de las 15 horas se monta un importante atasco de gente para bajar. Puedes estar esperando en la cola del autobús más de media hora. A esto suma otra media hora de trayecto. Y luego el tiempo que tengas hasta el hotel para recoger tu equipaje y hasta la estación.

Visitar la ciudadela de Machu Picchu es muy fácil. Sólo has de seguir el sendero marcado que te llevará desde la entrada y las construcciones del Purum Wasi, hasta Las Canteras. De aquí se extrajo la piedra necesaria para edificar las construcciones de Machu Picchu. El camino conduce hasta una zona de santuarios: la Huaca de la Chakana. Allí te encontrarás con la Casa del Cóndor, la Mesa de Sacrificio de las Llamas y el Altar de los Tres Mundos. Y en la parte más alta, el famoso reloj solar: el Intihuatana. Desgraciadamente el día de mi visita el acceso a esta zona se encontraba cerrado, así que no puedo mostrártelo.

A la derecha se encuentra el gran espacio vacío de la Huaca o Plaza Central. Disfrutad de la vista desde aquí. La panorámica de la Plaza con las  construcciones del Yachay Wasi y el Huayna Picchu de fondo son de las que no se olvidan.

El camino sigue hacia el sector Norte. Aquí se encuentra la caseta de control y acceso al Huayna Picchu, así como la Plaza Yanantin rodeada de edificios ceremoniales y una gran piedra sagrada.

Desde aquí se inicia el camino de vuelta en descenso por la ladera norte. La sucesión de construcciones, altares y escalinatas nos irá llevando hacia los edificios ubicados en la ladera este. Desde aquí es apreciable todo el sector de terrazas de desciende por la ladera de la montaña. Cuando te asomas a alguno de los miradores comprobarás que las vistas del valle por donde corre el río Urubamba y las montañas circundantes son de las que cortan la respiración.

El camino nos lleva hasta la Huaca del Condor donde se encuentran varios altares como el de Viracocha. El cóndor era un animal venerado por los incas ya que era el mensajero del Sol, así como de las montañas sagradas. Aquí no dudes en subir escaleras, adentrarte por los diferentes senderos y volver para atrás para disfrutar de las diferentes perspectivas de la ciudad, así como de los paisajes que la rodean.

Un poco más adelante está la Huaca del Sol, en pleno centro de la ciudadela y simbolizando el corazón del Gran Cóndor simbólico que es Machu Picchu. Aquí se encuentran una serie de fuentes rituales, altares a diferentes niveles y casas de sacerdotes y sacerdotisas. A lo largo de todo el recorrido los guías os irán indicando diferentes rocas y piedras que representan a diferentes animales o sus cabezas: la llama, el sapo, el cóndor o la alpaca, por ejemplo. Os aseguro que tendréis que echarle mucha imaginación para verlos.

El recorrido está terminando. Desde aquí veo perfectamente las construcciones de la Huaca del Cóndor que quedan a mi espalda mientras que justo delante ya se ven las graderías y terrazas de cultivo de la ladera este. Esta es otra de esas panorámicas inolvidables de la ciudadela inca.

Cuando llego a las collcas, las casetas usadas como almacenes de grano de esta zona de Collcampata, es el momento de decir adiós a Machu Picchu. A la salida esperan de nuevo las colas para subir al autobús y regresar a la civilización.

Este viaje al pasado inca ha terminado. Ha sido un día intenso, emocionante, en el que Machu Picchu ha superado todo lo imaginable. Un día inolvidable en el que he cumplido otro de mis más deseados sueños viajeros. Un día en el que de nuevo me he sentido tremendamente afortunado.

Sólo queda mirar hacia atrás y agradecer la suerte que me ha acompañado. Y dejar volar un deseo: el de regresar a Machu Picchu.

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