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Contrastes de Shanghai en la China del Siglo XXI.

Shanghai es una ciudad donde se viven los contrastes entre lo oriental y lo occidental. Los rascacielos de Pudong y los centros comerciales de lujo hablan de una China que es una potencia mundial. Pero la China más tradicional todavía pervive en las costumbres diarias, en los viejos templos, calles y jardines. Esta es la parte de Shanghai que os llevo a conocer y que resiste tenazmente los embates de la modernidad. 

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4.- Visitar el templo budista de Jing An

En el primero de estos artículos dedicados a Shanghai os he llevado a recorrer la parte más moderna de la ciudad. Es el momento de visitar algo más tradicional. Después de tanto bullicio, luces y rascacielos quizás necesitemos algo de paz y tranquilidad. Eso es lo que significa y lo que quiere ser el templo budista de Jing An. O al menos lo intenta. Este complejo religioso está considerado el más antiguo de la ciudad aunque su historia ha sido un tanto tormentosa. A lo largo de los siglos el templo fue renovado y ampliado. Por eso lo que vemos es relativamente reciente ya que data de la dinastía Quing (S.XIX). Durante la Revolución Cultural china de Mao el templo de Jing An fue trasformado en una fábrica de plásticos. Y para rematar en 1972 parte de sus instalaciones fueron incendiadas.

 

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Tras años de abandono fue reconstruido recuperando su función religiosa en 1983. Y  ahí está desde entonces, intentando ofrecer un remanso de calma en la alocada Shanghai del S.XXI. Y lo tiene bien difícil porque justo al lado se alza un gran centro comercial. Sus decorados techos y sus grandes estatuas de leones dorados contrastan con los edificios ultramodernos que lo rodean. Por eso Jing An es la viva imagen de la China de hoy: un contraste absoluto entre un pasado que fue y un presente que se impone de manera implacable.

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Quizás por eso mismo su visita me resultó más que interesante. Y fácil ya que hay una parada del mismo nombre justo al lado. El templo de Jing An cuenta con varias estatuas de antiguas deidades y con un gran buda de plata de casi 4 metros de altura. También  con una campana de cobre de la dinastía Ming de más de 6 metros de alto y 5 toneladas de peso.

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Pero quizás lo más interesante sea ver cómo muchos chinos vienen aquí a realizar sus ofrendas. También a rezar o a quemar bolsas rojas de papel en los incensarios de la entrada. Otro de sus ritos consiste en introducir monedas por los huecos del enorme relicario de metal plantado en el centro del patio. El dinero recaudado sirve como donativo para el mantenimiento de las instalaciones de Jing An. En definitiva, si en Shanghai sólo vas a visitar un templo, ha de ser este sin duda.

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5.- Recorrer el mercado y el Jardín de Yuyuan

Venir a Shanghai y no adentrarse en el mercado de Yuyuan al atardecer supone perderse unos momentos mágicos. Es cierto que el mercado de Yuyuan es en realidad un centro comercial renovado manteniendo la decoración y el estilo de la antigua arquitectura china. Aquí todo son tiendas de recuerdos, de té e infusiones, de ropa, complementos de moda, dulces, pasteles y un largo etcétera de productos pensados para el turista. Pero también encontrarás artesanos trabajando la madera o el metal a la manera tradicional. Además de cafeterías y restaurantes con una increíble variedad de platos típicos. La comida la preparan al momento y algunos locales son un auténtico espectáculo de platos, colores y formas totalmente desconocidos.

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Durante el día esa sensación de centro comercial es bastante evidente. Pero cuando atardece y se encienden las luces no queda más remedio que abandonarse a la dulce sensación de viajar al antiguo Oriente. Todos los edificios se iluminan y su reflejo en el agua del estanque de la Casa del Té Huxinting resulta idílica ¿Es un sueño? ¿Es realidad? Las dos cosas sin duda. Aún así es imposible resistirse a esa ensoñación y no sentir esa sensación de caminar por las calles de una mercado de la antigua China.

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Pero los edificios del mercado ocultan una sorpresa. Y esta vez es auténtica: el Jardín Yuyuan. Tras pagar la entrada accederás a un auténtico jardín chino tradicional de la dinastía Ming. Su creador fue un alto funcionario chino que entre 1559 y 1577 decidió recrear los jardines imperiales para que sus padres los disfrutaran. Con el tiempo la familia del funcionario se arruinó y el jardín cayó en el abandono hasta que fue comprado por un grupo de comerciantes en el siglo XVIII. A principios del Siglo XX parte del jardín fue convertido en tiendas, función comercial que se mantiene hasta hoy en la versión modernizada que ya he descrito. Aún así gran parte del jardín Yuyuan se mantiene tal como se creó, con sus puertas redondas, sus pasadizos, pabellones, galerías y estanques.

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Fijaros que tanto el puente que va a la Casa del Té como los del interior del jardín van en zigzag. Y que todas las puertas cuentan con escalones. Eran algunas de las artimañas pensada para evitar que los malos espíritus, que sólo avanzan en línea recta, pudieran acceder a todos estos lugares. Te aconsejo visitar el jardín a primera hora de la mañana cuando todavía no está invadido por miles de paseantes. Es el único momento en el que podrás disfrutar de la paz y de la armonía que todavía trasmite este jardín considerado uno de los más famosos de toda China. De nuevo en el exterior del Jardín, puedes hacer una breve visita al Templo del Dios de la Ciudad, un pequeño templo taoísta del siglo XV. No te llevará mucho tiempo y ya que estamos ¿por qué no?

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Shanghai es mucho más

Estas 5 visitas justifican por sí solas una estancia de al menos 3 días en Shanghai. Pero en esta enorme ciudad de más de 24 millones de habitantes hay mucho más que ver:

 – La gran arteria comercial de la Nanjing Road con sus cientos de tiendas de moda y restaurantes. Es la calle comercial y peatonal por excelencia de Shanghai. A pesar de estar en China su aspecto recuerda al de muchas calles comerciales similares de Europa.

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– La Plaza del Pueblo. Aquí se encuentran algunos de los edificios más conocidos del centro de Shanghai como el de la Ópera. Pero más que la Plaza te recomiendo la visita al parque. Allí podrás encontrar a espontáneos cantando canciones tradicionales y a grupos de hombres jugando a las cartas. También verás intensas partidas de dominó chino y del popular mahjong, además de practicantes de Tai Chi ejecutando sus movimientos a la sombra de los árboles. Este parque es de esos lugares donde todavía se puede sentir el pulso de la China más tradicional.

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 – La Concesión Francesa. Aunque hoy es una zona comercial más conserva en algunos rincones un cierto ambiente europeo. En realidad la Concesión Francesa fue gobernada como una parte más de Francia desde 1849 a 1946. Casi un siglo de presencia francesa apenas se nota ya. Algunas calles empedradas, casas bajas, cafeterías con terrazas y muchas tiendas conforman un espacio agradable para darse un paseo, ir de compras y poco más.

Visitar las ciudades cercanas de Hangzhou, Zhujiajiao o Suzhou. Son fácilmente accesibles en autobús o en tren de alta velocidad desde Shanghai y permiten conocer una china más tradicional que la que hemos visto en Shanghai. Canales de agua, jardines tradicionales, calles con farolillos rojos que se encienden al atardecer, pagodas y templos son el plato fuerte de la visita a alguna de estas ciudades. Necesitarás casi un día completo para recorrer cada una de ellas.

Si te parece complicado hacer por tu cuenta estas visitas puedes recurrir a las excursiones organizadas. Tanto para conocer lo más destacado de Shanghai como las ciudades cercanas suponen la mejor opción para muchas de las personas que viajan a Shanghai. Además de la visita, facilitan el trasporte y el guía en español.

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Recomendaciones prácticas:

 – Lo más probable es que llegues a Shanghai por su aeropuerto. Moderno, limpio y muy bien comunicado el aeropuerto Shanghai-Pudong es el más grande de China. Aunque hay autobuses que van hasta el centro te recomiendo usar el tren de levitación magnética o MAGLEV. Literalmente llegarás al centro levitando a 430 km/h. En 7 minutos hace el recorrido de 30 km. desde el aeropuerto a la Estación Longyang Road, en Pudong. El billete sencillo cuesta 50 Yuanes, poco más de 6 Euros, así que merece la pena disfrutar de la experiencia.

 – Aunque Shanghai es una ciudad muy tranquila para los turistas, no está de más saber que los timos están a la orden del día. Intentarán engañarte en los precios, en las cantidades o al venderte las excursiones en la calle. Intentarán hacerte el timo del limpia botas (el mismo te ensucia los zapatos). O el famoso timo de la ceremonia del té. ¿Y en qué consiste? Normalmente en las zonas más turísticas una pareja de amig@s chinos entablarán conversación contigo con la excusa de hacer una foto. La conversación continúa muy amable y educadamente. Hasta que te proponen continuar la charla tomando un té para enseñarte la tradicional ceremonia. El timo consiste en la barbaridad de dinero que te cobrarán en el local con el que están compinchados. Cantidad que puede ascender a varios cientos de Euros. Como veis este timo no es ninguna broma.

Como me comentó una amiga china: «Si en tu ciudad no te vas con extraños de la calle a tomar algo de buenas a primeras, ¿por qué lo vas a hacer en China?». Tomando unas precauciones básicas no tiene que pasar nada.

Por eso antes de viajar a China no te olvides de llevar contigo el Seguro de Viajes con las mejores coberturas. Te ahorrarás preocupaciones y muchos problemas. Contrátalo directamente desde aquí y tendrás un 5% de descuento.

 – Moverse por Shanghai es muy fácil. El metro es baratísmo, moderno y las indicaciones están en inglés. Sólo es necesario escoger el idioma en las pantallas de venta de billetes, seleccionar la estación y automáticamente te indicará el importe. Lo mejor es buscar la estación de metro más cercana a la zona que quieres conocer y luego recorrerla a pié.

 – En Shanghai operan 3 compañías de autobuses turísticos. Las 3 recorren las mismas zonas de Shanghai con la opción de subir y bajar en determinados puntos durante un día. Son los conocidos como hop on-hop off. Mi experiencia en una de esas compañías no fue muy satisfactoria por varias razones: su elevado precio, sus lentitud y sobre todo porque la mayoría de sus paradas coinciden con estaciones de metro que repito, es muy barato y fácil de utilizar. Además a la hora de comprar el billete te intentan liar con las opciones para cobrarte más. Y de paso venderte la excursión nocturna en barco por el río lo que dispara el precio.

 – Desde el paseo del Bund se puede cruzar a Pudong en ferry. Es muy barato y las vistas son estupendas pero no hay que tener prisa. El metro es mucho más rápido.

 – Las vistas de Pudong desde el parque Huangpu y el famoso Waibaidu Bridge en un extremo del Bund son de las más famosas de Shanghai. El puente Waibaidu con más de un siglo de existencia a sus espaldas es el único puente de acero con armadura de camello todavía en pie en China. Por eso es todo un símbolo de la ciudad. Aquí también verás muchas parejas de novios haciéndose las acarameladas fotos de su futuro álbum de bodas.

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 – Y para terminar, Shanghai es una de las ciudades con más vida nocturna de China. La fiesta puede empezar en la terraza de alguno de los hoteles con vistas al Bund y Pudong.  Y terminar horas después en una discoteca o en un karaoke. La experiencia de escuchar a los chinos cantando a altas horas de la madrugada puede ser una experiencia…inolvidable.

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