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Río Tinto, un lugar único en el mundo.

Huele a azufre. El Río Tinto, el río más ácido del mundo, corre bajo mis pies con sus tonalidades rojizas, anaranjadas y ocres. Parece que nada puede vivir aquí, pero sí, hay vida. Y la NASA está interesada en ella.

Estoy en Andalucía, en el interior de la provincia de Huelva. A mi alrededor todo es un caos de tierra yerma, construcciones abandonadas, suelos ácidos, azufre y montañas negras de escorias de mineral. Un apocalipsis terrenal provocado por la mano del hombre desde hace 5.000 años. Estoy en las minas de Río Tinto.

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Tartesos, fenicios, romanos, almohades, españoles, ingleses…y ahora un conglomerado internacional han explotado, y explotan, uno de los mayores complejos mineros del planeta. La extracción durante milenios de piritas en forma de sulfuro de hierro y cobre ha creado un paisaje fantástico. Un mundo de viejas minas abandonadas, inmensas escombreras, vías de ferrocarril que no llevan a ninguna parte, cortes abismales en el terreno y gigantescos agujeros que se hunden en la tierra como cráteres volcánicos inundados de agua tóxica.

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Aquí se ha horadado la tierra con túneles, se ha buscado las vetas de mineral moviendo montañas, se han levantado pueblos. Y han desaparecido, abandonados cuando ya no había más mineral  que sacar. Fue aquí donde los ingleses introdujeron en el siglo XIX la minería a cielo abierto, las primeras vías férreas que se construyeron en España, y se creó el primer club de fútbol español. Voy a recorrer los hitos de este lugar fantástico, algunos de cuyos paisajes parecen propios de otro planeta.

Además de la experiencia única que supone recorrer estos paisajes mineros, me gustaría resaltar la importancia y el trabajo desarrollado por la Fundación Río Tinto para el Estudio de la Minería y de la Metalurgia. Un organismo benéfico-docente de carácter privado y sin ánimo de lucro cuyos objetivos son la conservación y restauración del Patrimonio Histórico y Medio Ambiental de la Comarca de Río Tinto. Además, claro está, de su promoción turística como enclave único mostrándolo de una manera global. Sin su trabajo y esfuerzo no sería posible disfrutar de esta experiencia tan especial.

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Organización  ¿por dónde empiezo?

Para empezar, reserva un día entero para visitar el complejo minero. Sí, porque los principales atractivos de la zona están dispersos en varios kilómetros a la redonda del pueblo de Riotinto.  Además, por cuestión de horarios, has de planificar bien las visitas para evitar que se solapen. Te aconsejo que empieces por visitar la mina de Peña de Hierro, a continuación hagas el recorrido en el Ferrocarril Minero, comas en Río Tinto y ya por la tarde,  acabes la visita en el barrio de Bella Vista y en el Museo Minero.

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La mina a cielo abierto de Peña de Hierro

La mina de Peña de Hierro se encuentra pasada la población de Nerva a unos 10 km. de Riotinto. Tras llegar a Riotinto, sigue las indicaciones a Nerva y después a Peña de Hierro. Te sorprenderá atravesar un paisaje de colinas cubiertas de pinares, montañas de escombros, tierra removida y escorrentías de diferentes colores.

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Aunque no es una mina muy grande, por su riqueza en metales de hierro ha sido explotada desde la época romana. De este período se han encontrado diferentes instrumentos y maquinaria, como norias de agua, que verás representadas en el Museo Minero de Riotinto. Hasta el Siglo XIX las excavaciones se hacían en galería siguiendo las vetas de metal. A finales del XIX los ingleses introdujeron el sistema de explotación a cielo abierto.

Y esto es lo que os vais a encontrar, un gran agujero, llamado una «corta«, de 330×190 metros de lado a lado y con una profundidad de 85 metros. En el exterior de la mina los ingleses instalaron una aldea minera ya que la empresa explotadora facilitaba la vivienda a los mineros. Estos eran pagados con vales para comprar lo que necesitaran en las tiendas de la compañía concesionaria. De esta forma el dinero del trabajo de los mineros revertía de una u otra forma en la compañía explotadora de la mina. Es el famoso «pan para hoy y hambre para mañana» que sigue vigente hoy en día.

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Las condiciones de trabajo de los mineros eran terribles. Primero picando a pico y pala y extrayendo el mineral por las galerías con la ayuda de animales. Después con martillos neumáticos y locomotoras de vapor. De una forma o de otra, el calor, la humedad y el polvo en suspensión de hierro, cobre y azufre provocaba enfermedades como la silicosis que hacían que la edad media de los mineros no superara los 40 años.

En las minas de Río Tinto el gran peligro añadido eran los derrumbes. A diferencia de las minas de carbón aquí no existe el gas grisú. Pero los derrumbes eran muy frecuentes. Por eso se instalaban en las galerías estructuras en arco revestidas de troncos de eucalipto. Cuando los troncos flexaban significaba que parte del techo de la galería se estaba comenzando a hundir. Veréis estas estructuras en la galería de acceso al mirador de la «corta» durante la visita guiada de una hora que se hace desde el Centro de Interpretación. He visto galerías reforzadas con madera de eucalipto en una estructura llamada «puertas alemanas» en otras minas. Pero esta vez eran de sal y en Colombia como la mina de Nemocón, o la de Zipaquirá donde se encuentra la Catedral de Sal. Aquí en Peña de Hierro las galerías más antiguas no se pueden visitar ya que se encuentran por debajo del nivel freático. Al abandonarse la mina, se detuvo también el bombeo y extracción del agua, por lo que el agua ha inundado todo lo que se encuentra por debajo.

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El Río Tinto ¿un paisaje marciano?

En el Centro de Interpretación encontraréis una sala de exposiciones con imágenes, viejas fotografías, textos explicativos y una maqueta de gran tamaño para poder hacernos a la idea de cómo se explotaba esta mina. Durante la visita los guías os explicarán con todo detalle la historia de las minas de Río Tinto, cómo era el trabajo y los sistemas de explotación, las condiciones de vida de los mineros y muchas más cosas. Como por ejemplo por qué la NASA está interesada en realizar aquí investigaciones preparatorias de los futuros viajes a Marte.

Resulta que es en esta mina de Peña de Hierro donde se encuentra el nacimiento del Río Tinto. El agua que inunda la «corta» es el lugar donde nace el río. El olor a azufre y el color rojizo de los bordes de la laguna interior indican ya su alta toxicidad. Al fin y al cabo el Río Tinto resulta ser el río con más acidez del mundo con un pH de entre 1,7 y 2,5 debido a la presencia de ácido sulfúrico. Con su extremo pH y su alta proporción de minerales  de hierro en disolución (unos 20 gramos de mineral por litro) parece un lugar imposible para el establecimiento de ninguna forma de vida. Sin embargo es aquí donde se han encontrado diversos microorganismos extremófilos, y en concreto acidófilos, que viven encantados en estas condiciones.

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El descenso de la producción de mineral, sobre todo de cobre, produjo el progresivo abandono de la actividad minera en la Comarca a partir de la década de 1980. Fue entonces cuando se decidió establecer un programa de recuperación de la zona que incluían una serie de análisis del estado del agua del río. La sorpresa saltó al descubrir la presencia de microorganismos como el Acidithiobacillis ferrooxidan que vive de la descomposición del hierro contenido en las aguas. Es decir obtiene su energía «comiéndose» los minerales disueltos en el agua oxidando los compuestos de hierro y azufre. Pero no sólo se descubrieron bacterias. También se han encontrado algas verdes, amebas y hongos que muestran una biodiversidad única no existente en un entorno tan extremo como este en ningún lugar de la Tierra.

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Cuando el Opportunity encontró jarositas (mineral de sulfatos de hierro que sólo aparece disuelto en agua con un pH muy bajo) en la superficie de Marte, se llegó a la conclusión de que alguna vez hubo agua en el planeta rojo. Fue entonces cuando la NASA pensó que Río Tinto era el entorno más parecido a lo que debió ser Marte hace miles de millones de años. Por eso decidió iniciar un programa de investigaciones en Río Tinto llamado precisamente MARTE (Mars Astrobiology Research and Technology Experiment).

Calculad que la duración aproximada de esta visita es de 1 hora 15 minutos. Sin embargo os aconsejo continuar la visita subiendo hasta el mirador que se encuentra en el borde superior de la «corta». Desde allí apreciaréis en toda su grandeza el tamaño de esta mina a cielo abierto. Por eso calculad en total unas dos horas de visita.

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El Ferrocarril Minero

Todo cambió en la Comarca de Río Tinto cuando el consorcio británico de la “Rio Tinto Company Limited” se hizo en 1873 con la concesión de la explotación de las minas. Con los ingleses llegó la búsqueda de la eficiencia y de la rentabilidad máxima. Para ello no sólo introdujeron la explotación de las minas a cielo abierto. También cambiaron radicalmente la forma de trasportar el mineral. Tanto en el interior de las minas como en el traslado del mineral al puerto de Huelva. Los animales de carga y los carros de bueyes fueron sustituidos por ferrocarriles de vapor. Con los ingleses llegó la Revolución Industrial a la comarca de Ríotinto.

Ese mismo año los ingleses iniciaron por diferentes puntos la construcción de los 300 km. de vías férreas que unirían Ríotinto con un nuevo muelle de carga de más de un kilómetro de largo en Huelva. Fue una obra masiva que levantó puentes, horadó túneles y levantó estaciones permitiendo la conexión por tren tanto de pasajeros como de mercancías entre la comarca de Ríotinto y Huelva. Esta línea férrea fue utilizada hasta 1984 y el puerto de carga hasta 1975. Durante sus años de funcionamiento por sus vías rodaron miles de vagonetas y vagones de carga. Se usaron 143 locomotoras de vapor y 7 eléctricas, además de unos 40 coches de trasporte de pasajeros.

Todo un despliegue tecnológico industrial del que apenas si quedan restos oxidados, vías que no van a ninguna parte, edificios derruidos y estaciones fantasma. Y es por estos paisajes post-apocalípticos, siempre paralelos al Río Tinto, por el que discurren los 12 Km.de recorrido que realiza el Ferrocarril Minero.

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Esta es una experiencia que no debéis perderos. Porque el viaje se realiza en los viejos vagones originales restaurados. Descubriréis las «comodidades», el traqueteo, la velocidad y los sonidos que acompañaban a los viajeros de esta línea hasta hace unas décadas. Durante el trayecto en suave y continuado descenso el Río Tinto va adquiriendo agua y color dibujando el paisaje circundante. Por el camino quedan las grandes montañas de escorias de mineral fundido. Todavía es posible ver la forma solidificada en las vagonetas de parte de ese material tal como si fueran grandes caparazones de tortuga. Aquí la tierra se ha roturado, excavado, filtrado, levantado, quemado, aplanado y amontonado.

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El color negro se alterna con el gris, el rojo, el blanco de un suelo arenoso y muerto y los ocres que dominan casi todo el paisaje. Sólo algunas manchas verdes de pinos de repoblación contrastan en este lugar yermo. Hasta la época en que se introdujo la extracción industrial del mineral, esta se hacía quemando grandes cantidades de madera en hornos llamados teleras que fundían las piritas. La demanda de madera para las teleras provocó la desaparición progresiva de toda la vegetación en kilómetros a la redonda. Y una contaminación ambiental por humo y lluvia ácida que produjo un inmenso desastre medioambiental. Esa es la razón de que no veamos los densos bosques de encinas, alcornoques y castaños que pueblan serranías cercanas como la de Aracena.

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La población vivía asfixiada por el humo tóxico de estas teleras, fenómeno denominado en el S.XIX como «los humos de Huelva«. Las teleras ardían durante meses trasformando los sulfuros de hierro y cobre en sulfatos. Estos se disolvían después en agua para extraer el ansiado cobre. Mientras ardían, las teleras emitían humos cargados de ácido sulfuroso, que se trasformaba en sulfúrico. Era una lluvia ácida que quemaba toda la vegetación en kilómetros a la redonda. La desertificación del suelo provocada entonces es visible todavía hoy en muchas zonas de la comarca. El uso agrícola del suelo se hizo imposible. Y las condiciones de vida de los mineros y sus familias, muy penosas de por sí, se vieron agravadas por este fenómeno tóxico. Las compañías mineras hicieron caso omiso de estos problemas ya que el sistema de las teleras era mucho más barato y rentable que otros por su bajo coste.

A la inacción del gobierno español se sumó la hipocresía de las compañías británicas. A estas les resultaba más barato pagar indemnizaciones que hacer inversiones para modernizar el sistema de trasformación y obtención del mineral. Pero el descontento de la población iba en aumento. Se produjeron protestas, manifestaciones y finalmente, el 4 de febrero de 1888 se produjo una masacre en la Plaza de Riotinto. Soldados y guardias civiles abrieron fuego indiscriminado contra la población que allí se había reunido en una nueva protesta. Y se produjeron entre 100 y 200 víctimas mortales en un incidente que se intentó ocultar al resto del país. El llamado «día de los tiros» fue el mortal desenlace del primer conflicto medioambiental que afectó a España. Las consecuencias de este desastre ecológico son hoy más que visibles a lo largo de este recorrido en el Ferrocarril Minero. Os aconsejo sentaros en el lado izquierdo del vagón para poder apreciar en toda su magnitud estos paisajes áridos, abandonados, quemados y yermos.

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El Río Tinto que apenas es visible al comienzo del recorrido va adquiriendo forma y tiñendo las rocas de su recorrido de color rojizo. La guía que comenta el trayecto insiste una y otra vez en que el río no está contaminado por la mano del hombre, ya que surge tal cual de la tierra. Es decir, que corre «contaminado» de metales de forma natural desde su mismo nacimiento.

Por el camino quedan apeaderos olvidados, vías sobre las que se oxidan viejas máquinas de vapor, vagones descompuestos y vagonetas corroídas. La verdad, es un paisaje asombroso enmarcado por montañas de mineral quemado y manchas de pinos con los que se intenta repoblar de verde este desierto. Y siempre omnipresente, el rojizo y ocre que delimita el cauce del Río Tinto.

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El tren se detiene en un apeadero para que la máquina tractora cambie de posición. Son unos minutos en los que los viajeros aprovechamos para cercarnos a la orilla del río. Las advertencias han sido muy claras:

– Si tocas el agua, no te seques en la ropa. De lo contrario conseguirás unos bonitos agujeros en tus prendas favoritas.

– Cualquier objeto metálico como anillos, llaves, teléfonos, o cámaras de fotos, será corroído si entra en contacto con el agua.

– Por supuesto ni se te ocurra beber el agua, ni tocarte los ojos o zonas de mucosas con ella.

Visto desde la orilla la arena y las rocas del río conforman paisajes de colores rojizos, amarillentos y anaranjados. Es como un cuadro pintado por suaves pinceladas, atrayente e irreal.

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El regreso se hace por el mismo camino y toca cambiar de lado en el vagón para que todos los pasajeros disfruten del trayecto. Los estrechos vagones traquetean y chirrían tal como lo llevan haciendo desde más de un siglo. Toca cerrar los ojos y escuchar los sonidos del pasado. Aunque la duración del viaje de ida y vuelta se anuncia como de 1 hora y media aproximadamente, os aconsejo calcular mejor un par de horas. Es hora de ir a comer, y para ello os aconsejo ir por fin al pueblo de Riotinto.

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El pueblo de Riotinto

Ha sido y sigue siendo el epicentro de esta comarca minera. Hay que decir que el pueblo antiguo conocido como La Mina desapareció en una de las ampliaciones de la mina de Filón Sur. Así que el actual tiene poco más de un siglo de existencia. Con el progresivo abandono de la actividad minera a finales del S.XX toda esta zona sufrió una grave crisis económica. La falta de alternativas abocó a una lenta agonía a una comarca que no había diversificado sus fuentes de ingresos. Situación que comenzó a revertir muy recientemente gracias al aumento de los precios de las materias primas por la creciente demanda de China e India. La puesta en marcha de la mina en Cerro Colorado por parte de un holding minero extranjero está dando trabajo ahora mismo a unos 700 empleados. Todavía muy lejos de los 10.000 que llegaron a trabajar aquí hace un siglo.

Pero todo el mundo aquí sabe que esta situación es «pan para hoy y hambre para mañana». Por eso se promueven la actividad industrial, frutícola y el turismo como nuevas fuentes de riqueza. En este sentido hay que destacar la gran labor de la Fundación Río Tinto para poner en valor y salvaguardar el gran patrimonio minero e industrial de la Comarca. Iniciativas como la creación de un Archivo Histórico y del Museo Minero, que visitaré a continuación, son parte de las actuaciones destinadas a dar a conocer la historia de la minería en esta zona de Huelva.

Pero es hora de reponer energías y disfrutar de la gastronomía local. Entre las distintas opciones me decidí por La Fábrica. Y no me equivoqué. Disfruté de un gran salmorejo, de unas albóndigas de sepia con gambas suaves y sabrosas y de una carrillera con salsa de boletus que se deshacía en la boca. Un poco caro con un servicio un poco lento, pero si quieres comer bien este es un lugar que no falla.

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El gigantesco cráter de Cerro Colorado

Es hora de decidir la siguiente visita. Así que tomo la carretera que sale del pueblo hacia Campofrío por la A-461. Apenas recorro medio kilómetro para asomarme al abismo, al gran agujero abierto en la tierra de Cerro Colorado. Cuando me asomo al Mirador Minas de Riotinto todos los adjetivos se quedan cortos ante esta inmensidad. Se calcula que todavía quedan por extraer unos 250 millones de toneladas de mineral de la que ahora mismo es una de las mayores minas a cielo abierto de Europa. Actualmente la explotación mide más de 2 Km de largo por casi un km de ancho, con unos 230 metros de profundidad desde la parte más alta de la superficie. Una imagen no es suficiente para darse cuenta de lo que es Cerro Colorado y la cercana Corta Atalaya. Por eso os dejo con este vídeo con dron que he grabado desde diferentes puntos para poder así abarcar su enorme tamaño.

Sólo desde un punto elevado o desde el aire es posible apreciar la intensa labor de minería a cielo abierto que se está desarrollando. No deja de ser sobrecogedor lo que el ser humano puede hacer cuando se propone algo.  Y es que como voraces hormigas llegamos a convertirnos en implacables trasformadores del paisaje.

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La Casa 21

El desembarco en 1873 del consorcio británico de la Río Tinto Company Limited provocó un auténtico encontronazo también en lo social. Durante los años en los que los británicos camparon a sus anchas, Riotinto, sus minas y sus habitantes se convirtieron en una especie de «colonia» inglesa. Una situación que perduró hasta 1954.

Desde el primer momento la empresa dio instrucciones a sus empleados británicos de no mezclarse con los locales, a los que llamaron «nativos«. En 1883 la dirección decidió levantar en las afueras del pueblo una nueva urbanización de estilo victoriano. Su objetivo era alojar a los ingenieros y demás miembros del cuerpo técnico, así como a sus familias, manteniéndolos alejados y aislados de los trabajadores locales. En una zona elevada y a cierta distancia del pueblo de Riotinto se levantaron grandes casas de estilo inglés rodeadas de jardines, un club de campo, pistas de tenis, colegio, capilla anglicana y cementerio protestante. Todo ello se rodeó de un muro de piedra vigilado por guardias de seguridad. Los ingleses recrearon aquí, en el que llamaron barrio de Bella Vista, su propio mundo de estilo y costumbres británicas. Trajeron el tenis, el cricket y el fútbol. También el té de las cinco y la celebración anual del cumpleaños de la Reina Victoria.

Todo este mundo se puede ver y sentir en la Casa 21, construida en 1895 con tres plantas y 540 m. cuadrados. Era una auténtica mansión para la época, sobre todo en contraposición a las casas miserables en las que vivían los mineros. Jardines, salón con chimenea, comedor, estudios, baños completos, cuarto de juegos para los niños…La casa está restaurada y amueblada tal como pudo ser cuando estaba habitada. En las paredes cuelgan numerosas fotos de época. En ellas se ve cómo vivían las familias británicas en esta especie de jaula dorada, aislados del «mundo nativo» que les rodeaba. Tal como hicieron en la India o en sus colonias de África.

La Casa 21 forma parte de la sección etnográfica del museo minero de Riotinto. Y tened en cuenta que sólo abre por las tardes en horario de 16 a 18:30h en invierno y hasta las 19:30h en verano, de mediados de julio a septiembre.

Otra cosa, desde el Barrio de Bella Vista es posible adentrarse por unos senderos entre los pinares para alcanzar a ver la que fue en su momento la mayor mina a cielo abierto de Europa, la Corta Atalaya. Esto es posible a día de hoy, pero ten en cuenta que toda esta zona está en constante cambio. Los caminos que hoy están abiertos mañana están vallados o han desaparecido. Una de las grúas más fotografiadas durante años por los visitantes, hoy está tras una valla. Este es un paisaje cambiante así que id preparados para improvisar.

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El Museo Minero de Riotinto «Ernest Lluch»

Dejo para el final esta visita ya que el Museo cierra a las 19 horas en invierno y a las 20 horas en verano. Encontraréis fácilmente las indicaciones para llegar a este edificio que fue el hospital construido por la Río Tinto Company Limited para atender a sus empleados, ya fueran británicos o españoles.

La Fundación Río Tinto, institución cultural privada y sin ánimo de lucro, inició en la década de los 80 del siglo pasado un proyecto de recuperación del edificio. Y ya en los 90 su adecuación como Museo Minero. El objetivo era crear un espacio donde poder guardar y mostrar el legado histórico y arqueológico dejado por los 5 mil años de aprovechamiento minero de la comarca. Ernest Lluch fue el primer presidente de la Fundación de Río Tinto. Tras su asesinato por ETA en el año 2000, se decidió poner su nombre al Museo y a la plaza donde está ubicado.

Una vez dentro del Museo Minero las primeras salas tratan sobre la historia, la geología y la minería en sus momentos iniciales. Más adelante os encontraréis con una auténtica sorpresa, y quizás la razón principal para visitar este museo. Una reproducción de una mina romana con sus túneles, sus grandes norias y tornillos de agua. En las últimas salas dedicadas a la arqueología industrial se conserva, además de diversa maquinaria, el emblemático vagón del Maharajá. En su momento fue el vagón de vía estrecha más lujoso del mundo y fue construido especialmente para la reina Victoria de Inglaterra. Terminó sus días en Río Tinto cuando fue traído hasta aquí para que el rey Alfonso XIII visitara las minas. A su lado se encuentra una gran locomotora de vapor inglesa en perfecto estado de conservación.

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Cuando salgo del Museo ya es de noche. Ha sido un día intenso de visitas, imágenes únicas, paisajes increíbles, historias del pasado y del presente…Río Tinto, sus minas y su comarca conforman un espacio único que animo a preservar y a visitar. Sólo dando a conocer la riqueza histórica, geológica, cultural y paisajística de esta Comarca podremos reconocerla en todo su valor. Y de paso mantener su legado, generar nuevas vías de ingresos y contibuir a crear puestos de trabajo entre la población local. Estoy convencido de que un lugar como este, único en el Mundo, estaría señalado como visita imprescindible en las guías de viaje de cualquier otro país. Personalmente ha sido uno de los lugares de España que más me ha sorprendido.

 

Consejos prácticos:

  • Las Minas de Río Tinto se encuentran a una hora y media por carretera de Sevilla y de Huelva.
  • La mejor forma de recorrer la zona es en coche, ya que permitirá movernos entre los distintos enclaves con total libertad. Todos los lugares a visitar tienen amplios estacionamientos.
  • Además de todo lo detallado anteriormente, comento aquí quizás lo más importante: si no haces el recorrido del Ferrocarril Minero, ni visitas la Casa 21, ni visitas el Museo Minero, no vas a poder apreciar el verdadero significado histórico, cultural, geológico y natural de las Minas de Rio Tinto. La información aportada por los guías, tanto en Peña de Hierro como en el Ferrocarril Minero, es completísima e imprescindible para conocer la importancia de este enclave único.
  • Para hacer todas estas visitas puedes adquirir alguna de las diferentes entradas combinadas por Internet. Estate atento porque tendrás que seleccionar los horarios. Recuerda empezar por la Peña de Hierro (dos horas mínimo para su visita completa). Después reserva hora para el recorrido en el Ferrocarril Minero, que te llevará otras 2 horas. Tanto la Casa 21 que abre a las 16 horas como el Museo Minero podrás visitarlos por la tarde cuando quieras ya que no necesitan reserva de hora. De todas formas te aconsejo visitar la web del Parque Minero Río Tinto donde encontrarás toda la información sobre horarios, tarifas y opciones para la compra de las entradas.
  • Si tienes ya tu entrada obtenida por Internet, no hace falta que pases por el Centro de Interpretación del Museo Minero para validarlas. Puedes ir directamente a Peña de Hierro o a la estación del Ferrocarril Minero.

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  • Aunque recomiendo un día para la visita del enclave, me quedé con las ganas de dedicar al menos otro día más para adentrarme a pié por las sendas que recorren parte de las minas abandonadas. Esto es algo que tendré que hacer algún día.

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  • Existen numerosas opciones para el alojamiento, y en este caso recomiendo alguno de tipo casa rural. En mi caso me hospedé en la cercana población de Aracena. Este hermoso pueblo serrano a menos de una hora de viaje de Riotinto es el complemento perfecto para un viaje de varios días por la zona. Os recomiendo encarecidamente visitar la Gruta de las Maravillas, una de la más hermosas grutas que he visto en mi vida. Además, esta es la tierra del jamón pata negra, de la Ruta del Jabugo y de las dehesas de encinares. En Aracena podréis encontrar algunos de los mejores restaurantes de Andalucía, entre los que brilla con luz propia el Restaurante Jesús Carrión. La atención de su personal, sus propuestas gastronómicas y la calidad de su materia prima son todo un regalo para los que disfrutamos con las buenas cosas de la vida.
  • Y si viajas a Europa desde América, recuerda que desde aquí puedes contratar el Seguro de Viaje de MONDO específico para los 26 países del Espacio Schengen recuerda que en cualquier viaje un buen Seguro te puede ahorrar preocupaciones. Además si lo contratas desde aquí tendrás un 5% de descuento.

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