Viñales, una cápsula en el tiempo.

El valle de Viñales es uno de los lugares más hermosos de Cuba. Su belleza natural, la forma de vida tradicional de los agricultores y la amabilidad y acogida de sus habitantes, convierten a este valle enclavado al noroeste de Cuba en una visita imprescindible. Aquí vivirás y sentirás la esencia del carácter y el alma del guajiro.

Señor Mario

Los 150 Km. que separan el tranquilo valle de Viñales y la bulliciosa y frenética ciudad de La Habana, definen dos mundos muy diferentes. La vida urbana de La Habana, multicultural, agitada y vitalista, queda muy atrás cuando aparecen los primeros mogotes en el horizonte. Estas elevaciones rocosas, típicas del paisaje de Viñales, se elevan hasta los 300 m. de altura entre feraces valles cubiertos de vegetación y campos de tabaco. Si, del mejor tabaco de Cuba y, seguramente, del mundo. Un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por sus paisajes excepcionales, por sus valores culturales y, sin duda, por la especial acogida de su población mayoritariamente campesina.

A los pies de sus característicos mogotes de donde cuelga la vegetación semi-tropical, se levantan los bohíos, las casas de madera de los campesinos, los guajiros. Y los característicos secaderos de tabaco con sus tejados de hoja de palma. Ceibas de porte magnífico se elevan sobre los árboles de mango y guayaba, sobre las palmeras y los campos de color esmeralda. Por los caminos de tierra que demarcan los campos de cultivo trotan los campesinos a caballo junto a carros de bueyes cargados de hojas de tabaco, los únicos vehículos que verás por los caminos de estos valles.

Sí, los paisajes de Viñales resultan idílicos desde la distancia. Pero muestran su dureza vistos desde la cercanía. Los rayos del sol del atardecer jugando entre los mogotes, o las escenas campesinas que parecen propias de otros tiempos, puede esconder la realidad de una gente que trabaja muy duro para poder sobrevivir cada día.

Viajando de La Habana a Viñales

El valle de Viñales está enclavado en la provincia de Pinar del Río, en la conocida como Sierra de los Órganos, al noroeste de Cuba. Desde La Habana salen autobuses diarios desde la estación de autobuses situada cerca de la Plaza de la Revolución. Aunque en teoría se pueden adquirir los billetes por internet, en Cuba nada es lo que parece. Así que lo mejor es acercarse a la oficina de venta de billetes y preguntar por los horarios y disponibilidad de plazas, datos que siempre resultan ser una misteriosa incógnita.

También es posible viajar en algún “colectivo”, uno de esos viejos vehículos de los años 50-60 conocidos aquí como almendrones. Así podrás vivir un auténtico “viaje en el tiempo”, una experiencia que sólo podrás vivir en Cuba. En la misma puerta de la estación de autobuses te ofrecerán estos servicios de “colectivos” a diferentes destinos de Cuba. Así que sólo tienes que decir a dónde quieres ir, y negociar el precio.

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La primera hora del viaje trascurre por la autopista que va hasta Pinar del Río, la poco atractiva capital de la provincia del mismo nombre. A partir de aquí, el viaje se convierte en un revirado recorrido de curvas entre montañas cubiertas de enormes y monótonas extensiones de pinares, que han sustituido a la rica y exuberante vegetación original. El valle de Viñales se anuncia cuando los primeros mogotes aparecen en la lejanía, definiendo un paisaje único que nos dibujará una sonrisa en el rostro.

Tras unas 3 horas de viaje, llegaremos a la pequeña y colorida población de Viñales, epicentro económico y turístico del valle. Este es el mejor lugar para establecer nuestra base de operaciones durante unos cuantos días. Además de agencias de turismo y numerosos restaurantes, encontrarás una asombrosa concentración de casas particulares que alquilan cuartos y habitaciones a precios bastante asequibles. Por lo menos, mucho más baratas que en La Habana. Y sin los problemas de suministro que, desgraciadamente, padecen muchos establecimientos turísticos de la capital. Se nota que Viñales está en el campo y no faltan productos que en La Habana son casi imposibles de conseguir.

¿Cuánto tiempo necesitas para conocer Viñales?

Viñales termina por atraparte con su ritmo de vida pausado, sus atractivos naturales, la belleza de sus paisajes y la amabilidad de su gente. Casi todos los extranjeros con los que hablé me comentaron lo mismo: que se hubieran quedado más días en Viñales con mucho gusto. Si quieres realmente conocer Viñales, a su gente, su forma de vida y, además, acercarte a los cayos para disfrutar de sus playas, reserva unos 4-5 días como mínimo.

El valle de Viñales fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999 por su especiales valores naturales y humanos. Al poco de llegar descubrirás que aquí hay mucho que ver. Y muchas cosas que hacer, ya que existe una amplia lista de actividades con las que vas a disfrutar de lo lindo. Si quieres disfrutar unos días del auténtico ambiente cubano, de la hospitalidad de sus gentes y de unos paisajes únicos, no lo dudes. Tienes que venir a Viñales sí o sí.

Qué hacer en Viñales

Los paisajes de Viñales enamoran a primera vista. Entre una vegetación que a veces resulta exuberante, sobresalen los característicos mogotes, colinas calcáreas que se alzan sobre los campos de cultivo y las plantaciones de tabaco. Precisamente este atractivo natural y escénico lo primero que atrae a los visitantes del valle. Y el que permite la práctica de actividades como el senderismo, los paseos a caballo o el ciclismo.

Senderismo

Nada mejor que los paseos a pie por los caminos que bordean los campos de cultivo, o los que trascurren por algunos mogotes, para descubrir la belleza de estos paisajes. Uno de los más recomendables es el que puedes hacer en el Proyecto Raíces, de donde parten varios senderos y miradores con vistas al valle. Este curioso lugar es la obra de un artista local llamado Noel Díaz que utiliza las raíces y troncos de los árboles que encuentra para elaborar las esculturas que jalonan el recorrido.

Los senderos trascurren en alto por las colinas, y también por los campos cercanos del valle donde se cultiva tabaco, yuca, mango, café, mamey, calabaza, guayaba y aguacate. Es este un lugar donde el arte, el paisaje y la agricultura, esencial para poder sobrevivir, se combinan formando un conjunto de sorprendente armonía.

Disfrutar de estos caminos es tan fácil como tomar los senderos que parten del pueblo de Viñales y perderte entre sus fincas, bosquecillos y plantaciones. Uno de los más conocidos es el «sendero por el corazón del valle»  que lleva hasta la Cueva de la Vaca, y que se puede prolongar hasta la Cueva del Palmarito. Pero para estas distancias más largas te aconsejo subirte a lomos de un caballo.

Paseos a caballo

Esta es, sin duda, una de las actividades que no pueden faltar durante tu estancia. El valle de Viñales es un entorno eminentemente rural plagado de estrechos caminos donde apenas existen los vehículos a motor. Por eso el caballo es el medio de trasporte por excelencia para muchos de sus habitantes. Y en la mejor forma de conocer el valle para los visitantes.

Recorrer sus senderos en silencio, acompañados por los sonidos de la Naturaleza, mientras los guajiros cultivan los campos, nos hace viajar a tiempos pasados. Tiempos en los que no existían los trasportes a motor ni la maquinaria agrícola actual, ni su ruido, ni su contaminación. Por eso es, también, la mejor forma de apreciar la dureza del trabajo de estos hombres en el campo. Arando con sus yuntas de bueyes ese fértil suelo rojizo, plantando y recolectando o cargando sus carros de madera a mano. Y todo bajo un sol implacable, siempre con su sombrero en la cabeza y un sempiterno cigarro en los labios.

Desde cualquier hospedaje o casa particular te organizan estos paseos a caballo que incluyen visita a alguna cueva, y también paradas en un par de plantaciones de tabaco y café. En estas plantaciones te explicarán con todo lujo de detalle el proceso de cultivo, recolección, secado y elaboración de los famosos puros habanos. De estas plantaciones salen los afamados Cohíbas, Monte Cristo, Partagás y Romeo y Julieta. Un proceso que se realiza de forma manual, tal cual, desde hace siglos, sin maquinaria moderna, fertilizantes o pesticidas.

Puede que hay gente que vea esto como una turistada, pero te aseguro que la autenticidad está servida. Así como una buena conversación, un buen puro mojado en miel y un traguito de ron. Ya que estás por aquí, intentarán venderte unos buenos habanos, café, ron o miel a un precio un tanto…turístico. Por la buena acogida, la simpatía y el buen hacer de hombres como el Sr. Orestes, más conocido como «Palillo«, me traje a casa unos cuantos Habanos para regalar. Imposible no comprar algo cuando ves las durísimas condiciones en las que trabajan estos hombres, muchos con edades que rondan o superan los 70 años. Y más, sabiendo que la mayor parte de la producción de sus cosechas se las lleva el estado cubano.

Sin duda, estos paseos a caballo recorriendo los caminos y veredas de uno de los entornos rurales más auténticos de Cuba es de las mejores cosas que puedes hacer aquí. Una inmersión directa en las formas de vida y en los paisajes de esta región. Me gustó tanto, que me pasé 6 horas trotando de aquí para allá para empaparme de esos paisajes salpicados de bohíos, secaderos, palmeras, buganvillas, mangos, guayabas, muretes de piñas, ceibas y plantaciones de café y tabaco.

Paseos en bicicleta

Si lo tuyo son los pedales, en Viñales encontrarás algunos sitios donde alquilar una bicicleta para perderte por sus caminos y senderos. Una vez en el pueblo, pregunta en las agencias de turismo. La bicicleta es, junto al taxi, la mejor forma de llegar a algunos lugares, como la Cueva del Indio o el Mural de la Prehistoria.

Pero ya sea a pie, a caballo o en bici, vete bien provisto de mucha agua, crema solar, ropa de manga larga y un buen sombrero o gorra. Porque, de una forma u otra, te vas a achicharrar bajo ese sol tropical.

La Cueva del Indio

Viñales es un compendio de paisajes calcáreos donde sobresalen, nunca mejor dicho, esos mogotes cubiertos de vegetación. Son el lugar perfecto para la práctica de la escalada, y por eso aquí se celebran campeonatos mundiales de esta especialidad deportiva.

Pero además de por los mogotes, los paisajes de Viñales se caracterizan por su gran número de grutas y cuevas. Algunas están entre las más grandes de Cuba, como la Gran Caverna de Santo Tomás, que forma la mayor red subterránea de la isla. Otras están todavía inexploradas. Pero hay algunas que se pueden visitar, como la Cueva del Indio, que se encuentra a 6 km. de Viñales. Además de ser la más conocida es muy fácil de recorrer ya que parte de su visita se hace en bote por el río subterráneo que la atraviesa. Si estás habituado a adéntrate en cuevas y grutas, no te va a impresionar. Pero si estás por aquí, el paisaje tropical salpicado de mogotes que rodea su entorno y el paseo en bote por su interior, justifica la visita.

El Mural de la Prehistoria

Este es el típico sitio que aparece en todas las guías de turismo y en las redes sociales. Un enorme y colorido mural pintado sobre la roca blanquecina de una pared calcárea que quiere representar la evolución de la vida sobre nuestro planeta. Una obra épica para los que se pasaron años y años pintando esa enorme pared de 120 m. de largo por 180 m. de ancho en la década de 1960. Pero, sinceramente, es un pastiche de colores y formas que puedes “admirar” perfectamente desde la carretera de acceso.

Descubriendo el pueblo de Viñales

Esta pequeña población de unos 15000 habitantes es la más importante del valle. Es el epicentro de la actividad turística, económica, comercial y administrativa en kilómetros a la redonda. Así que, si buscas algo, lo encontrarás aquí. Desde tarjetas telefónicas de Cubacel, al servicio de correos.

Las agencias de turismo te ofrecerán todo tipo de excursiones, y existe una amplia oferta de restaurantes, bares y casas de huéspedes. A Viñales llega el autobús que viene y va a La Habana, y desde aquí podrás contratar taxis y colectivos para moverte por el valle o acercarte a las playas del norte. Al ser un lugar muy turístico en temporada alta, recuerda reservar tu hospedaje con suficiente antelación y confirmar tu llegada.

Viñales es un pueblo donde puedes vivir el ritmo del día a día de los cubanos. Es sorprendente su amabilidad y su sentido de la hospitalidad, todavía no alterado por un turismo cada vez más masivo. Y su generosidad, sobre todo teniendo en cuenta su lucha por conseguir bienes de primera necesidad. Los supermercados estatales tienen una oferta escasa. Y las colas frente a las tiendas, aunque no tan escandalosas como las del centro de La Habana, reflejan las carencias de un sistema político y económico que no es capaz de cubrir las necesidades diarias de la mayoría de los cubanos.

A pesar de todos los problemas, Viñales te recibirá con los brazos abiertos y con la sonrisa de los vecinos que se sientan en sus mecedoras al atardecer en los patios y terrazas de sus casas de colores pastel a ver pasar la vida.  Paseando por los campos cercanos me encontré con gente que me invitaba a entrar en sus bohíos, las tradicionales casas de madera de la región, a tomar café. Y tras una animada charla, a comer y a cenar de lo poco que tenían.

Esta es la razón por la que mucha gente que viene a pasar unos pocos días decide prolongar su estancia en Viñales. Por sus gentes, su acogida, su carácter noble, su animada conversación y su sencillez. Si a esto le sumas los paisajes y un entorno privilegiado de una belleza que enamora, poco más hay que añadir. Inolvidables esos amaneceres con los mogotes sobresaliendo sobre la neblina que cubre el valle a primeras horas de la mañana.

El mejor mirador de Viñales

A unos 4 km. del centro del pueblo se encuentra el que es uno de los mejores, si no el mejor, mirador del valle. Asomarte a los paisajes de Viñales desde la terraza del hotel Los Jazmines es otra de esas cosas que no te puedes perder. Sobre todo, al atardecer, cuando los rayos dorados del sol se cuelan entre los mogotes dibujando inmensas sombras sobre los campos salpicados de palmeras del valle. Y si además el cielo se pinta de colores, el espectáculo está servido.

El hotel Los Jazmines está construido sobre una colina, así que subir andando o en bicicleta hasta el hotel es bastante duro. Por eso te recomiendo ir en un taxi o colectivo. La terraza del hotel cuenta con una estupenda piscina y servicio de restauración, por si estás en uno de esos días en los que sólo quieres relajarte sin hacer nada especial. Aunque bastante especial es de por sí estar en este lugar y con estas vistas.

El ”Jardín Botánico” de Viñales

Este pequeño jardín de vegetación exuberante se encuentra dentro de una propiedad privada, pero puedes visitarlo por un pequeño aporte económico. Puedes llegar hasta el caminando por la calle principal de Viñales y se encuentra casi a la salida del pueblo. A la entrada del jardín está la casa de los propietarios. Uno de ellos te acompañará en la visita para detallarte cada especie de árbol y planta, sus usos y otras muchas curiosidades. Es una visita que no te llevará mucho tiempo, en un entorno natural de intensos verdes salpicado por los diferentes colores de las flores que crecen en este jardín. Un lugar donde sentirás la hospitalidad de los cubanos que dejan su casa abierta de par en par  mientras te adentras en un entorno de vegetación lujuriosa.

El restaurante más barato de Viñales (y con langosta en el menú)

En Viñales encontrarás una muy amplia oferta de bares, restaurantes y paladares para todos los gustos, y para todos los bolsillos. Si no habéis estado en Cuba, tenéis que saber que unos negocios de hostelería están en manos privadas, como algunos paladares, restaurantes caseros y hospedajes familiares. Y otros son propiedad del estado cubano, como la mayoría de grandes hoteles y algunos paladares o restaurantes estatales.

En estos restaurantes estatales los precios están subvencionados por el gobierno, y ofrecen productos que suelen brillar por su ausencia en la mayoría de las mesas de los cubanos. Y cuando digo que son baratos, es que son muy baratos. Este es el caso del restaurante Casa de Don Tomás donde puedes comer un primer plato, un segundo que puede ser langosta, carne o pescado y un postre, además de unas cervezas y pagar 3-4 euros. Además el restaurante está en la que dicen es la casa de madera más antigua de Viñales. Un lugar bonito, económico y que cuenta con un par de terrazas con buena sombra.

Mucha gente no pisa estos establecimientos porque son una forma de financiar al gobierno cubano y a su dictadura. Si quieres evitarte dilemas morales, habla con los propietarios de la casa donde estás hospedado. Muchos ofrecen desayunos y cenas con una oferta gastronómica similar a la de los restaurantes a un precio comedido. Disfrutarás de la auténtica comida casera cubana y, de paso, ayudarás directamente a estas familias que tienen en el turismo una importante fuente de ingresos.

El mejor bar de Viñales

¿Quieres un bar con terrazas, buena música y con las mejores vistas al atardecer? ¿Con los mejores jugos, cafés, cócteles y bebidas? ¿Un bar donde sentirte como en casa rodado de huertos y frente a los mogotes del valle? ¿Un bar donde se hacen conciertos de música cubana por la noche una vez a la semana? ¿Y en el que sus propietarios son jóvenes emprendedores que luchan por tener un futuro mejor? Entonces, no lo dudes. Acércate hasta mi bar preferido de Viñales, el Mogote Café.

Desde el primer día, el Mogote Café se convirtió en mi segunda casa en Viñales. Las conversaciones con sus propietarios te harán descubrir muchas cosas acerca de la realidad de los jóvenes cubanos, sus sueños y aspiraciones. Además de unos cócteles y jugos de frutas que te reconciliarán con la vida.

Y si quieres playas, también hay playas

Viñales está ubicada en el interior de la provincia de Pinar del Rio, y las playas más cercanas se encuentran a más de 2 horas del pueblo. Así que, si quieres playa, lo mejor es hacerlo contratando un viaje en un colectivo. Un taxi particular en uno de esos viejos almendrones de los años 50 compartido con más viajeros. No sale muy caro y podrás pasar la mayor parte del día en la playa, porque el conductor se quedará esperando hasta la hora de regreso.

El viaje a los cayos es toda una aventura por caminos rurales llenos de baches que atraviesan pequeños pueblos, aldeas y caseríos entre mogotes y campos de cultivo. Toda una experiencia para sentir en tus carnes el auténtico “masaje cubano”. Una experiencia que vale la pena cuando descubres los cayos de aguas cristalinas de color celeste que bañan unas playas de arena blanca rodeados de manglares y palmeras.

Cayo Jutías es la playa más accesible, y por eso una de las más visitadas, sobre todo los fines de semana. Si te alejas un poco del bar-restaurante que está en el centro de la playa, podrás disfrutar en soledad de una playa caribeña para ti solo. Precisamente en el restaurante tienes menús del día (lo que hay es lo que hay) y podrás hacerte con mojitos y demás para aliviar los calores tropicales.

Busca una sombra entre las plantas de mangle para no carbonizarte bajo el sol, y disfruta de esa agua tan clara que apetece beberla. Es el lugar perfecto para pasar un día de playa, porque no existe ninguna infraestructura hotelera donde puedas pasar la noche, lo que ayuda a preservar esta joya natural. Y si ves estrellas de mar, déjalas en paz. Recuerda que si las sacas del agua lo más seguro es que mueran.

Llegar a Cayo Levisa es un poco más complicado, porque además del viaje de 2 horas en coche, hay que hacer un corto viaje en ferry de unos 30 minutos desde Palma Rubia hasta la isla. Cayo Levisa está considerado por muchos como la mejor playa de Pinar del Río. No lo puedo confirmar, porque cuando fui, el ferry, que tiene 3 salidas diarias, todavía no estaba funcionando. Pero por las imágenes que he visto no parece muy diferente de Cayo Jutías: playas de arena blanca, naturaleza exuberante, palmeras y aguas límpidas protegidas arrecifes de coral donde podrás practicar snorkel.

La diferencia con Cayo Jutías es que aquí sí que puedes pasar la noche en alguna de sus cabañas turísticas. Si no quieres complicaciones, cualquier agencia de turismo de Viñales lo organizará todo incluyendo los traslados, el ferry y la estancia.

Viñales es mucho Viñales

Después de todo esto, comprenderás por que al principio dije que necesitarás de unos cuantos días para disfrutar de todas las maravillas que ofrece Viñales. Este lugar es la perfecta combinación de naturaleza, vida rural auténtica, gente hospitalaria, playas, actividades y una forma de sentir la vida que te hará sentir sensaciones casi olvidadas. Todo ello aderezado con amplia oferta turística en la que tengo que destacar el buen hacer de los propietarios de las casas particulares. Ellos te darán toda la información que necesitas y te organizarán las excursiones si así se lo pides.

Es inevitable volver la mirada atrás cuando se deja el valle de Viñales, a sus gentes, sus campos de cultivo y a sus mogotes. Tras regresar a casa, la sensación de que Viñales es una especie de cápsula en el tiempo no hace más que agrandarse. Y a esta sensación se suma la de haber tenido el privilegio de haber conocido durante unos días un lugar muy especial en el mundo. Uno de esos lugares a los que, lo tengo muy claro, no me importaría regresar.

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