
Las Torres del Paine, los paisajes más buscado de la Patagonia chilena.
El Parque Nacional Torres del Paine es un lugar presidido por picos de montañas imposibles azotadas por el viento donde las largas caminatas son todo un desafío para tu estado de forma física. Si alguna vez has soñado con un lugar donde la naturaleza se desata con toda su furia y belleza, entonces las Torres del Paine deberían estar en tu lista de deseos viajeros.
Y no solo porque este lugar sea Patrimonio de la Humanidad, maravilla natural del Mundo, o porque se encuentre en el fin del mundo. Si no porque visitar este parque es hacerlo por paisajes que te dejarán sin aliento (literal y figurativamente). Aquí no hay filtros ni retoques, solo montañas con unos cielos de tonos dramáticos que cambian de humor más rápido que un adolescente y lagos de tonalidades pastel.
Para tu información, el Parque Nacional de las Torres del Paine no son sólo estas famosas torres que dan nombre al parque. El parque es enorme y tiene otros lugares, rutas, lagos y miradores realmente atractivos que merecen ser visitados. Así que prepárate para pasar unos días descubriendo una Naturaleza salvaje que se conserva, casi, en estado puro.
Para mí, visitar la Torres del Paine supuso mucho más que un viaje. Encontrarme en uno de esos lugares que siempre soñé me dejó recuerdos para toda la vida. Además de fotos impresionantes y unas cuantas anécdotas repletas de vendavales imposibles, intensas agujetas y encuentros con una fauna muy particular. Así que, si buscas aventura, paisajes que te roben el aliento y una buena dosis de naturaleza salvaje, no lo pienses más: las Torres te esperan. Así que, allá vamos.
¡Qué complicado ponen visitar el Parque Nacional de las Torres del Paine!
Desde Santiago de Chile puedes volar a Puerto Natales (vuelos carísimos) o a Punta Arenas, a más de 250 km. al sur. Esta es la ciudad más austral de Chile y sí, está más lejos, pero los vuelos son mucho más baratos y hay más frecuencias. Desde Punta Arenas puedes viajar en autobús a Puerto Natales. O, directamente, alquilar un auto y aprovechar para conocer más a fondo la Patagonia chilena.
En Puerto Natales, una pequeña ciudad con más tiendas de ropa técnica de montaña que habitantes, encontrarás muchas agencias de viaje que ofrecen todo tipo de excursiones al Parque Nacional. En realidad, las Torres del Paine son sólo una parte del gran parque que lleva su nombre, y que cuenta con varios puntos de entrada. Además de muchas rutas para perderte y desconectar del mundanal ruido.
Y aquí es donde tendrás qué decidir qué quieres hacer:
1 – Hacer una de las rutas de trekking largas (y famosas) como la «W» de 4-5 días, o la «O»de 8-9 días, que recorren casi todo el parque nacional de forma circular.
2 – Hacer rutas puntuales, como la que va a Base Torres, al mirador de los Cuernos del Paine, o al lago Grey. La opción que elegí.
Cómo visitar las Torres del Paine sin arruinarte
Dormir en los campamentos, hoteles y hosterías del Parque se ha convertido en una opción para millonarios. Tanto los campamentos más austeros como los refugios más cómodos, tienen unos precios realmente abusivos. Tan caros que me salió más a cuenta dormir en Puerto Natales y hacerme todos los días 2 horas de ida y 2 de regreso para visitar los diferentes lugares de interés del parque. Te puedes imaginar el estado en el que regresé a Punta Arenas el día que me hice más de 20 km. de caminata para subir a Base Torrres, más casi 5 horas de coche. ¡Pero vaya si mereció la pena!
Un ejemplo. Si optas por la tienda de campaña y dormir en el Campamento Chileno, el más popular ya que se encuentra más cerca del mirador de Base Torres, la noche te puede salir por…¡¡270 dólares!! Sí, 270 dólares la noche en una tienda como estas de la fotografía.
Por todo esto hacer las rutas «W» y «O», resulta cada vez más difícil. Primero, por lo complicado que resulta gestionar las reservas, ya que es obligatorio contar con reserva para poder pernoctar en los diferentes campamentos dentro del Parque. Quitando las pocas plazas gratuitas gestionadas por la CONAF, muy limitadas, la mayor parte de las reservas en los campamentos del Parque están gestionadas por 2 empresas privadas, Vertice y Fantástico Sur.
Ambas empresas han puesto unos precios tan disparatados que pagarás a precio de hotel de 5 estrellas el dormir en una tienda de campaña. Por ejemplo, la ruta «W» normal de 3-4 días, te puede salir a partir de unos 800€ por persona. Y si necesitas saco de dormir, o alguna cosa más, lo pagas aparte. Tampoco hay que olvidar que has de cargar con tu mochila, provisiones (si no quieres pagarlas a precio de oro en los campamentos), ropa de abrigo, etc. Pues a pesar de los precios abusivos, los campamentos siempre están llenos y las reservas vuelan con meses de anticipación.
Fue por todo esto por lo que decidí visitar los distintos puntos de interés del Parque por mi cuenta.
Además, una vez aquí comprobarás que la libertad de moverte por los caminos del Parque a tu aire y parar donde quieres, no tiene precio. Por eso descarté la opción de moverme en autobús (desde Puerto Natales salen autobuses hasta la entrada del parque de Laguna Amarga). o en excursiones organizadas, que las hay, en caso de que no quieras complicarte mucho la vida ni conducir por estos caminos de ripio sembrados de baches.
TIP.- Muchas de las carreteras del parque se encuentran en pésimo estado. La mayoría son de tierra o ripio, con baches y agujeros para dar y tomar. Además, cuando llueve, se convierten en auténticos lodazales. Tenlo en cuenta a la hora de alquilar un auto.
TIP.- Además del de Laguna Amarga, el parque tiene otros accesos donde puedes comprar tu entrada si no lo has hecho ya por Internet. Te aconsejo adquirir la entrada de 3 días o más. Porque aquí hay mucho que ver, mucho que caminar y muchos lugares que te dejarán totalmente alucinado.
TIP.- La mejor época para visitar la Torres del Paine va de noviembre a marzo. Esto significa menos posibilidades de lluvia, tormentas, viento y nieve. Pero también hay más turistas, muuuuchos turistas. Si prefieres menos gente, los meses de septiembre y abril son opciones más interesantes.
Cosas que evitar en tu visita a las Torres del Paine
- Ignorar el clima: La Patagonia tiene la personalidad emocionalmente inestable de un adolescente. Puede que te duermas bajo estrellas brillantes y despiertes en medio de un diluvio. O que amanezca un día tranquilo y de pronto…ese viento. Un viento que puede ser constante, racheado, huracanado, persistente, por ráfagas… Nunca menosprecies esos vendavales que te puede hacer volar como un cóndor. Vete preparado con ropa para ponerte en varias capas y unas buenas botas impermeables.
- Sobrecargar la mochila: Sí, esos kilos extra de aperitivos y frutos secos parecen una buena idea ahora. Pero cuando te estés arrastrando por las piedras, los odiarás con toda tu alma. Lo que no te va a sobrar nunca es el agua, mucha agua.
- No reservar camping, si te decides por esta opción: A menos que te guste dormir abrazado a un guanaco o al raso bajo la protección de un pino, reserva con mucho tiempo. A pesar de sus precios astronómicos, las plazas de los campamentos en el Parque y las habitaciones de los hoteles (a precios siderales) desaparecen como si los regalaran.
- No viajar con un buen seguro de viajes con coberturas para deportes de riesgo y actividades de alta montaña.
Para viajes como este, te aconsejo llevar un Seguro de Viajes que incluya las coberturas más completas. Te ahorrarás preocupaciones y muchos problemas. Por eso te recomiendo HEYMONDO. Además, si lo contratas directamente desde aquí, tendrás un 5% de descuento.
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Hacia las Torres del Paine: el lugar más deseado de la Patagonia chilena
Las Torres del Paine son como un imán que atrae a turistas y aventureros de todos los rincones del mundo hasta el corazón de la Patagonia chilena. Ese lugar donde el viento sopla con un entusiasmo implacable y donde los paisajes inabarcables te aceleran el corazón. Prepárate para sudar, reír, sufrir, resoplar y, con suerte, disfrutar de una de esas jornadas que justifican venir a uno de los lugares más extremos del mundo.
Comencemos con lo básico. Partiendo de Puerto Natales, y tras dos horas de ruta en plena madrugada me planté a primera hora en el estacionamiento de la hostería Las Torres. Si eres millonario, puedes alojarte aquí, y ahorrarte el trayecto desde Puerto Natales. Como no es mi caso, me tocó madrugar y conducir de noche hasta la entrada de Laguna Amarga, y luego hasta la hostería Las Torres.
El sendero a Mirador Base Torres comienza aquí mismo. Pero algunos prefieren arrancar desde el Campamento Central, un poco más abajo. Si eliges esta última opción, te felicito: has añadido kilómetros adicionales a tu calvario.
El ascenso a Base Torres,o la “Marcha de los Condenados”
Esta es la caminata que todos los que llegan hasta aquí quieren hacer, el trekking soñado…y también el que hace que muchos reconsideren su relación con el senderismo. Son unos 21 km. de ida y vuelta, con una mezcla perfecta de maravilloso bosque patagónico, puentes colgantes y campos de rocas que desafiarán tu estabilidad física y mental. Y que, de paso, te destrozarán rodillas y tobillos.
El amanecer viste de tonos anaranjados las laderas de las montañas cercanas. La primera parte del sendero es una subida constante. Aquí es donde muchos se dan cuenta de que quizás deberían haber entrenado antes de lanzarse a esta locura. El camino zigzaguea cuesta arriba, pasando por el río Ascencio y sus pasarelas, que no parece tan seguras cuando lo cruzas con el viento intentando hacerte volar como una cometa humana.
Aproximadamente a mitad de camino encontrarás el Campamento Chileno, un buen lugar para descansar, y cuestionarte esas decisiones locas que tomas, como la de hacerte los 21 km.de ida y vuelta en un solo día. Pero también recuerdas que para dormir en una de esas tiendas tienes que pagar más de 250 dólares, y te olvidas de todos los males. Desde aquí, el bosque patagónico vestido de colores otoñales te envuelve, protegiéndote temporalmente del viento. Pero ojo: este es el tipo de bosque que esconde barrizales y raíces traicioneras dispuestas a hacerte tropezar cuando menos lo esperas.
Pasado el bosque, el sendero se transforma en un campo de rocas digno de una prueba de obstáculos. Esta es la parte final, la más dura y hermosa del ascenso. Me habían contado que aquí el viento es una fuerza de la naturaleza empeñada en detener tu épico ascenso. Pero estoy teniendo una suerte increíble con el tiempo y, llegado a este punto, el viento ni estaba ni se le esperaba.
La última hora es un brutal ascenso de piedras y rocas sueltas. Es como la “marcha de los condenados”, lenta, penosa, sinuosa…, Pero no te rindas: estás a minutos (todavía unos cuantos) de ver las Torres en todo su esplendor.
Cuando finalmente llegas al Mirador de Base Torres, el dolor en las piernas desaparece y se reemplaza por un profundo respeto por la naturaleza mientras una sonrisa de satisfacción se dibuja en tu rostro. La recompensa es inolvidable: las tres enormes torres de granito se elevan como los dientes de un animal prehistórico. Su imagen de piedra se refleja en la laguna de un color verde que parece salida de un sueño. Aquí, hasta los tipos más duros se emocionan y se quedan sin palabras porque, literalmente, se han quedado sin aliento.
Este es uno de esos paisajes inmensos que te hacen sentir asombro ante la magnificencia de una Naturaleza que supera todo lo esperado. Asomado a esa laguna, frente a las torres todavía con rastros de nieve, recordé mi ascenso al Fitzroy o Chaltén en la Patagonia argentina. También unos 20 km de ida y vuelta, también un ascenso brutal en el tramo final. Pero en el Chaltén la niebla, la nieve y el hielo no me dejaron ver las moles de granito del Fitzroy que se elevan hasta los 3400 metros.
Pero aquí, ante mí, estaban las Torres del Paine en un día otoñal glorioso de sol y de cielos azules, sin viento (algo excepcional aquí). Sólo algunas nubes se aferraban a las cimas más altas de las Torres a casi 3000 m. de altura.
Esta es una de esas panorámicas que se quedan grabadas en el alma, junto a las agujetas de las piernas. Pero nada importa cuando te encuentras ante una de las Maravillas Naturales del Mundo en un día realmente glorioso.
Conclusión: ¿Valió la Pena?
Cuando finalmente bajas de las Torres del Paine, cubierto de sudor, agotado y con los pies doloridos, te sentirás increíblemente vivo. Tal vez porque sobreviviste a ese ascenso (y descenso) por un pedregal infernal y a tus propias dudas. Tal vez porque lograste llegar a uno de eso lugares del Mundo al que pensaste que nunca llegarías. Este ascenso a las Torres del Paine nos recuerdan que las mejores cosas de la vida requieren un poco (o mucho) de esfuerzo, sufrimiento, tesón y confianza en uno mismo. Es cuando te das cuenta de que toda gran aventura comienza con un pequeño paso. Y que cada paso que diste después, valió la pena. Claro que sí.
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