Nové Mesto, la Ciudad Nueva de Praga.

Partiendo de Staré Mesto, la Ciudad Vieja y en dirección sur nos adentramos por las calles de Nové Mesto, la Ciudad Nueva. Esta ampliación de Praga fue idea del omnipresente Carlos IV cuando a mediados del S.XIV decidió extender la Ciudad Vieja hacia el lugar donde se concentraban los mercados de animales.

Josefov, el Barrio Judío.

Tras visitar el Castillo de Praga y el cruzar el puente Mánesuv Most os adentraréis en el antiguo barrio judío de Praga conocido como Josefov. Pero antes os podéis detener a almorzar en el Grosseto Marina, un restaurante italiano instalado dentro de un barco en esta orilla del Moldava.

Subiendo por Hradcany hacia el Castillo de Praga.

El Castillo de Praga es una de esas visitas que nadie se puede perder. Su imponente imagen sobrevuela la capital checa atrayendo las miradas como un imán, sobre todo al atardecer cuando su silueta iluminada parece flotar sobre el río Moldava.

Mala Strana, la Ciudad Pequeña de Praga.

Mala Strana, la llamada Ciudad Pequeña ubicada justo enfrente de la Ciudad Vieja, tiene la peculiaridad de que parece haber permanecido ajena a los avatares del tiempo y de la Historia. Sus calles empedradas, sus palacetes, la decoración de las viejas fachadas, las cortinas de encaje tras los ventanales de madera…

Praga, la Ciudad de las Cien Torres.

Todo el mundo asocia Praga a la literatura de Kafka, a las cervezas, a viejas sinagogas y al hermoso y complejo reloj astronómico del antiguo Ayuntamiento. Pero Praga, además de capital de la República Checa y de la región de Bohemia, es sobre todo una de las ciudades más bellas de Europa.

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