Palacio de Potala en Lhasa

Tíbet y ese viaje soñado al «techo del mundo».

Tíbet es un destino único, diferente. Desde Lhasa y sus templos sagrados hasta el impresionante Everest Base Camp, aquí todavía se respira una profunda espiritualidad a pesar del estricto control de China. Porque el budismo tibetano no es solo una religión. Es una forma de sentir la vida, una cultura que impregna el paisaje, la arquitectura y el lenguaje de la gente.

Lhasa Palacio Potala

Lhasa y cómo es viajar hoy al Tíbet, paso a paso.

Lhasa, la “ciudad de los dioses”, no es un lugar cualquiera. Porque Lhasa es mucho más que un destino turístico: es un lugar donde historia, religión, cultura y política se entrelazan de forma inseparable. Visitar Lhasa hoy es acercarse a un mundo extraño y complejo para los occidentales, donde se mezclan la belleza y espiritualidad del antiguo Tíbet con la moderna uniformidad y los controles impuestos por China.

Las verdes praderas de Fairy Meadows frente al Nanga Parbat.

La carretera de Fairy Meadows es una de esas rutas que te hielan la sangre, donde sientes que tu vida pende de un hilo y donde el mínimo error se paga con la muerte. El trazado sinuoso e irregular de esta ruta excavada en la cordillera del Himalaya asciende hasta 3000 m. de altura. Es el comienzo de la ruta para llegar al primer campo base del Nanga Parbat, la novena montaña más alta del mundo.

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