
El Salar de Uyuni, donde se juntan el cielo y la tierra.
¿Te imaginas caminar sobre un espejo gigante que refleja el cielo? Estoy en el Salar de Uyuni, en Bolivia, el desierto de sal más grande y uno de los lugares más impactantes del planeta. Visitarlo no es solo una aventura visual: es un viaje a un ecosistema único, a paisajes de otro mundo y, algo que no hay que olvidar, un lugar que enfrenta sus desafíos ambientales.
Si, además, tienes la suerte de visitarlo durante la época de lluvias, podrás disfrutar del efecto espejo. Sí, el espejo más grande del mundo. Te aseguro que es una de las experiencias más oníricas que puedas tener en esta vida. Y no, no es el efecto de los mates y tes de coca que te has tomado para mitigar los efectos del mal de altura.
La naturaleza nos regala espectáculos como este, de una belleza primigenia que parecen sacados de otro mundo. Acompáñame a descubrir un lugar en la inmensidad del altiplano andino boliviano repleto de paisajes inabarcables y fascinantes.
¿Cómo se formó el Salar de Uyuni?
Hace unos 30 000 años aquí existía un enorme lago salado que cubría una buena parte del altiplano boliviano. Cuando el lago comenzó a desecarse, se formaron el actual Lago Poopó (en proceso de desaparición) y el Salar de Uyuni, una planicie blanca, infinita, compuesta por más de 10.000 kilómetros cuadrados de sal con un espesor que alcanza los 160 m. de profundidad.
Pero el Salar de Uyuni no es solo un mar de sal: debajo de esa inmensa capa blanca se encuentran minerales valiosos cuya explotación puede alterar para siempre sus impolutos paisajes y sus delicados equilibrios ecológicos.
El Salar de Uyuni, una joya natural amenazada
¿Sabías que bajo el Salar de Uyuni se encuentra una de las mayores reservas de litio del mundo? Se estima que contiene entre el 50%-70% de las reservas globales de este metal, clave para las baterías de móviles, coches eléctricos y renovables.
Empresas, tanto estatales como extranjeras, están interesadas en este litio. Y algunas ya han empezado a extraerlo comenzando a alterar irreversiblemente ecosistemas de salares, lagunas y humedales. En conceto ya hay una explotación en una de las zonas del Salar que usaban los flamencos andinos y otras especies de aves endémicas para reproducirse. Además, la extracción de litio requiere grandes cantidades de agua dulce, un recurso escaso en el altiplano boliviano.
Es para pensarlo: más baterías verdes para el mundo, pero a costa de uno de los ecosistemas más frágiles de Sudamérica.
Además, hay otros factores que están influyendo en el deterioro del Salar, como el cambio climático con la alteración del ciclo de lluvias, o el turismo irresponsable de los 4×4 que acceden a zonas protegidas sin permiso. Además de la basura que dejan algunos turistas irresponsables.
Por eso, más allá de su belleza, el Salar tiene un valor paisajístico, cultural y ecológico que no podemos darnos el lujo de perder.
¿Cuál es la mejor época para visitar el Salar de Uyuni?
Esta es la pregunta del millón, porque el Salar cambia totalmente de la temporada de lluvias a la temporada seca. Cada una tiene sus ventajas y desventajas. Pero ya te adelanto que, si quieres lo mejor de los dos mundos, programa tu visita en febrero. Suele haber agua, pero no tanta como para cortar rutas e impedir el acceso al centro del Salar. Para resumir, hay 2 temporadas en el Salar:
- Temporada de lluvias (enero-marzo): es cuando el Salar se cubre de agua y se convierte en ese espejo gigante que refleja el cielo. Eso sí, algunos sectores como el de la isla Incahuasi, pueden quedar inaccesibles si las lluvias son intensas. A cambio podrás tomar esas fotos con efecto espejo reflejando el cielo, los colores del amanecer o atardecer, o el cielo nocturno plagado de estrellas.
- Temporada seca (abril-diciembre): la sal es sólida, dura como piedra, y puedes caminar o conducir por una llanura que parece interminable. Podrás conocer todas las zonas visitables del Salar, y es la época en las que los visitantes hacen esas fotos locas e instagrameables con perspectiva forzada del tipo «hay un T-Rex a punto de comerme».
Además, has de tener en cuenta el frío inmisericorde durante la noche (hasta -20ºC) en el invierno austral que va de junio a septiembre. Sin embargo, de noviembre a marzo. las temperaturas pueden estar entre 15 °C y 22 °C de día y entre 5-10º durante la noche, bastante agradables teniendo en cuenta que estamos a más de 3.600 metros de altitud.
¿Cómo llegar al Salar de Uyuni?
Llegar a la ciudad de Uyuni puede ser tan épico como visitar el Salar mismo ya que se encuentra al sur de Bolivia. Si estás en Bolivia tienes diferentes opciones:
- Desde La Paz: con vuelos bastante caros de 1 hora. La opción más económica es la de los buses nocturnos. Si optas por el bus lleva ropa para abrigarte y algo para taparte los ojos. A veces el frío dentro es peor que afuera. Y que no falte la paciencia ya que pueden tardar de 8 a 12 horas
- Desde Sucre o Potosí: los trayectos van de 6 a 8 horas en bus. Aunque las carreteras no están tan mal, no dejan de ser unas cuantas horas.
Y si estás en Chile, puedes llegar al Salar de Uyuni desde San Pedro de Atacama en Chile. Toda una aventura de varios días en las que atravesarás fronteras a más de 4000 m. de altura y atravesarás los increíbles paisajes volcánicos de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa. Esta es la opción que yo elegí, y es la que te aconsejo ya que si estás en Bolivia puedes seguir hacia el desierto de Atacama en Chile. Y a la inversa, puedes continuar tu viaje por Bolivia.
Y por supuesto, para viajes como este, te aconsejo llevar un Seguro de Viajes que incluya las coberturas más completas. Te ahorrarás preocupaciones y muchos problemas. Por eso te recomiendo HEYMONDO. Además, si lo contratas directamente desde aquí, tendrás un 5% de descuento.
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Aventura épica: al Salar de Uyuni desde San Pedro de Atacama en 4 días
Estás en San Pedro de Atacama, y ya has visto lagunas de colores imposibles, paisajes volcánicos, cielos plagados de estrellas y géiseres burbujeantes al amanecer. Y ahora te preguntas: «¿y si sigo la aventura hasta el Salar de Uyuni?»
Sin duda esta es una decisión de la que no te vas a arrepentir. Aquí te dejo este vídeo por si necesitas un «empujón» para animarte:
El tour de 4 días de San Pedro de Atacama al Salar de Uyuni es, probablemente, uno de los viajes terrestres más espectaculares que puedas hacer en Sudamérica. Y te aseguro que no exagero: estoy hablando de recorrer en 4×4 desiertos rodeados de volcanes que rondan los 6000 m. de altitud, lagunas pobladas de flamencos, geiseres activos, extrañas formaciones rocosas y, finalmente, el salar más grande y asombroso del mundo.
Aquí te explico paso a paso cómo es esta aventura de 4 días/3 noches (aunque también hay tours de 3 días/2 noches), con lo que te vas a encontrar, anécdotas y consejos para que tu experiencia sea simplemente inolvidable.
El tour de San Pedro de Atacama al Salar de Uyuni
San Pedro de Atacama es una población del norte de Chile que vive mayormente del turismo. Tanto del que visita el desierto de Atacama, como el que va hacia el Salar de Uyuni. La verdad es que San Pedro, a pesar de su orientación turística, tiene un encanto especial con sus casas de adobe y sus calles de tierra. Aquí encontrarás desde hostales para mochileros a hoteles de lujo, restaurantes de todo tipo y muchas, muchísimas agencias de viaje, que te ofrecen toda una de actividades, tours, recorridos y excursiones.
Evidentemente, casi toda la oferta se centra en visitar las maravillas del desierto de Atacama. Pero todas ofrecen el tour al Salar de Uyuni en Bolivia. Aquí hay unas 50 agencias que ofrecen este tour. Y desde Uyuni, nada más y nada menos que 200.
Primero, para que no haya confusiones: los tours, ya sea de 3 o de 4 días, salen de San Pedro de Atacama (Chile), cruzan la frontera hacia Bolivia, atraviesan la Reserva Eduardo Avaroa, y terminan en el Salar de Uyuni. Desde Uyuni puedes optar por regresar a San Pedro, en Chile, o proseguir tu viaje por Bolivia.
👉 TIP: Si decides quedarte en Bolivia, no olvides tu seguro de viajes. La infraestructura médica en la mayoría del país es muy básica.
Los tours se hacen vehículos 4×4 (generalmente Toyota Land Cruiser o Nissan Patrol) debido a las condiciones de los caminos. El grupo suele formarse con entre 4 y 6 viajeros más el conductor que también el guía, a no ser que elijas el viaje privado. En este caso el precio se dispara de forma exponencial. En los tours “normales” no esperes lujos: esta es una aventura rústica, y ese es parte de su encanto. Y eso que todo ha mejorado mucho en los últimos años. Todas las agencias ofrecen básicamente el mismo recorrido, los mismos servicios y los mismos hoteles. Siguen sin tener calefacción, pero ya se puede optar por habitaciones individuales, dobles o compartidas. Los baños siguen siendo compartidos, pero hay duchas con agua caliente (a veces). Y todas las comidas están incluidas.
👉 TIP: Para llegar a San Pedro de Atacama lo mejor es volar desde Santiago al aeropuerto de Calama, ubicado a una hora de San Pedro.
👉 TIP: Desde San Pedro de Atacama hay salidas diarias al Salar de Uyuni, así que no vas a encontrar problemas para encontrar un tour para las fechas que te interesen.
👉 TIP: Para evitar en lo posible el mal de altura, te aconsejo pasar 3-4 días visitando Atacama para permitir que tu cuerpo se aclimate a la altura. Piensa que en algunos puntos del trayecto al Salar se alcanzan los 5000 m. de altitud.
👉 TIP: Antes de viajar a Bolivia, cambia unos 50 Euros a moneda boliviana en alguna de las casas de cambio de San Pedro. Los necesitarás para hacer algunos pagos en efectivo durante tu estancia en Bolivia. Por ejemplo, los baños públicos son de pago.
Día 1: ¡Adiós Chile, hola altiplano boliviano!
Madrugón: Tu primer día empieza temprano, alrededor de las 5:00 am. Las agencias te recogen en tu hostal u hotel de San Pedro y te llevan al Paso fronterizo Hito Cajón, situado a una hora de San Pedro. Aquí todas las furgonetas que traen a los turistas hacen cola pacientemente.
Si no te ha dado tiempo a desayunar, no te preocupes. Las agencias montan unas mesas para desayunar ahí mismo, en el paso fronterizo y al aire libre. Animo que te espera un buen rato hasta que se abra la frontera a las 8 AM. ¡¡Y recuerda que a 4000 m. de altura y a estas horas de la mañana las temperaturas pueden bajar de -10ºC!!
Trámites de aduana. Las autoridades chilenas y bolivianas se toman muy en serio los trámites fronterizos. Tras la espera para la apertura de la frontera chilena, presentación del pasaporte y de la tarjeta de inmigración digital, toca pasar por tierra de nadie hasta el paso fronterizo a Bolivia para repetir el mismo proceso.
En ese espacio en medio de la nada es donde se produce el cambio de las furgonetas que te traen de San Pedro a los 4×4 con los que harás el tour de 4 días. Es ahí donde conocerás a tu conductor, que también será tu guía, y al resto de compañeros de viaje. Con suerte seréis 5 aventureros. Pero si os tocan los asientos de atrás y encima sois 6 en el 4×4, pues nada, tranquilos. La circulación sanguínea vuelve a las piernas tarde o temprano. Y la desviación de columna se pasa con unas sesiones de masaje.
👉 TIP: En la frontera prepárate para pasar unas 3 horas a -5ºC, sin instalaciones donde esperar, ni baños públicos, ni nada de nada. Realmente penoso y tercermundista. Pero piensa: ¿cuándo vas a tener la posibilidad de hacer tus necesidades en medio de la nada con vistas a los volcanes Licancabur y Sairecabur, a temperaturas bajo cero y con decenas de turistas correteando alrededor?
Pero…¡qué maravilla es esta! la Reserva nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa
¡Bienvenidos a Bolivia! Tras hacer cola al aire libre para sellar tu pasaporte en la aduana, entrarás por fin en Bolivia. El trayecto hacia el Salar atraviesa la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa. Nada más pasar la frontera tendrás que volver a bajarte del 4×4 para pagar el boleto de acceso a la Reserva. Boleto que tendrás que guardar como un tesoro si tienes pensado regresar a San Pedro.
Los paisajes de esta reserva andina casi desconocida merecen un artículo aparte. La sucesión de volcanes, desiertos, lagunas altiplánicas y aguas termales es de las que cortan la respiración. Y no sólo por la falta de oxígeno, que a estas altitudes se nota. Los paisajes del altiplano boliviano no tienen nada que ver con los de la Patagonia argentina, los Andes más cercanos a Santiago de Chile, o con los paisajes de la «Avenida de los Volcanes» como el Cotopaxi en Ecuador.
Durante un día entero cruzarás paisajes inesperados, inmensos, magníficos, sobrevolados por bandadas de flamencos y por los que deambulan, zorros, llamas y vicuñas.
Día 2.- Cambio de planes
Cuando el Salar no está inundado se sigue una ruta circular accediendo por la parte sureste para dormir en uno de los llamados “hoteles de sal” pasada la población de San Juan. Así, en circunstancias normales, se pasa la primera noche en pleno Salar de Uyuni admirando sus cielos estrellados. Y se atraviesa el Salar visitando la isla Incahuasi el segundo día. Pero cuando el Salar está muy inundado y los 4×4 no pueden atravesarlo, como fue mi caso, se duerme en la población de Villa Mar fuera del Salar. Al día siguiente la ruta atraviesa llanuras y paisajes altiplánicos hasta llegar a la población de Uyuni, donde se pasa la segunda noche.
👉 TIP: Lleva tu saco de dormir si quieres dormir calentito. Aunque los hoteles cuentan con mantas, te recomiendo llevarlo o al menos, un saco-sábana.
¿Qué significa esto? Que en vez de una noche y dos días en el Salar, mi visita se vio reducida a un día en el Salar inundado. ¿Mala suerte? Pues sí, pero es lo que hay. Y tuve suerte porque durante los días anteriores el Salar permaneció cerrado al turismo por las autoridades locales debido a que el agua superaba el metro de altura en muchas zonas del Salar.
Así que me quedé sin disfrutar de los atardeceres en el Salar ni fotografiar la Vía Láctea y las estrellas en uno de los cielos nocturnos más alucinantes del mundo. La conclusión, que esta es una magnífica excusa para regresar a Bolivia y conocer el Salar en temporada seca. Lo mejor, que pude disfrutar del Salar inundado, uno de los paisajes más mágicos que puedas imaginar. Y también de un amanecer inolvidable en los que el cielo y la tierra eran uno solo.
Uyuni y su cementerio de trenes
La población de Uyuni (3.850 m.) es el epicentro turístico boliviano de las visitas al Salar de Uyuni. Es como San Pedro de Atacama pero en feo, aunque igual de polvoriento. Sí, también hay hoteles (aquí pasamos la segunda noche), agencias de viajes, estación de autobuses y restaurantes. Pero estéticamente no tiene ningún encanto.
Lo que sí tiene es un cementerio de trenes de película. En la década de 1890 Uyuni inauguró la primera estación de ferrocarril de Bolivia. Hasta aquí se traían los minerales, sobre todo plata, de la cercana mina de Pulacayo explotada por compañías inglesas y norteamericanas. Y desde Uyuni se trasladaba en trenes de caldera a vapor movidas por carbón hasta el puerto de Antofagasta en Chile.
Estos trenes a vapor, traídos en su mayoría de los USA, tenían un mantenimiento complejo y muy caro. Con la llegada de las locomotoras con motor de combustión a gasoil en la década de 1930, los antiguos trenes dejaron de ser rentables. Así que se decidió abandonarlos en este lugar cuando todavía la mayoría estaban en uso. Y ahí están desde hace casi 100 años.
Hoy apenas quedan las carcasas oxidadas de estos viejos vagones y locomotoras formando un paisaje irreal que bien merece una visita.
Para los que os interese el tema, la mayor mina de plata del continente americano se sigue explotando muy cerca de aquí. La Minera San Cristóbal es un consorcio de compañías extranjeras que sólo pagan el 10% de impuestos al estado boliviano. De esta gigantesca mina a cielo abierto se extraen cada día entre 60-70 toneladas de plata que son trasportadas en camiones al amparo de la noche para ser exportada desde el puerto chileno de Antofagasta.
Cuando el gobierno del populista Evo Morales intentó nacionalizar esta mina, lo que hicieron sus directivos fue convertir a al presidente boliviano en socio accionista. Y aquí se acabó el proyecto de nacionalización de la mina. Para que os hagáis una idea, la plata que se extrae de esta mina en un año equivale a la extraída por los españoles de todas las minas del continente americano a lo largo del S. XVII.
Día 3: Amanecer mágico en el Salar de Uyuni
¡Prepárate para uno de los momentos más increíbles de tu vida viajera! Y, en mi caso, de los más deseados. De nuevo toca tremendo madrugón. A las 5:00 am hay que estar ya preparados para ver el amanecer en el Salar de Uyuni.
Por el camino toca ponerse las botas de agua que habíamos alquilado el día anterior, imprescindibles para poder moverse por la superficie inundada del Salar. Todavía es de noche cuando nos adentramos con el 4×4 en el Salar. Poco a poco el cielo pasa del azul oscuro a una sucesión de suaves tonalidades anaranjadas, rosadas y celestes. La lámina de agua que cubre la capa de sal comienza a reflejar los primeros rayos del sol como si todo el planeta fuera un espejo.
Es el momento de abrir los ojos, de mirar el horizonte sin límites en silencio, de disfrutar del espectáculo de perspectivas infinitas y de dejar volar la imaginación. En apenas media hora la luz del sol ilumina el Salar haciendo imposible distinguir la línea del horizonte. La luz, más intensa a esta altura, se refleja en la superficie de sal contrastando con un cielo azul.
Es la hora de acercarnos hasta el Hotel de Sal original, convertido hoy en una mezcla de bar, tienda y museo. El interior de este antiguo hotel-refugio es un ir y venir constante de grupos de turistas con sus guías. En el exterior los 4×4 aparcan junto al monumento de banderas del mundo. Un poco más alejada se encuentra la monumental figura de sal que conmemora el paso del rally Dakar por Bolivia.
Poco más se puede hacer en un Salar inundado con la mayoría de sus accesos todavía cerrados. Sencillamente, los 4×4 no pueden adentrarse más allá. Así que iniciamos el regreso hacia Uyuni parando antes en el pueblecito de Colchani donde puedes comprar alguna artesanía local en su mercadillo o tomarte unas cervezas. Ya de regreso en Uyuni, toca comer en un restaurante sin nombre que no deja ningún recuerdo en mi memoria.
Desde Uyuni puedes optar por seguir tu viaje por Bolivia hacia Potosí, Sucre, La Paz o incluso Copacabana y el Lago Titicaca. O, como en mi caso, iniciar el regreso a San Pedro de Atacama con parada previa en el mismo hotelito de Villa Mar regentado por una familia local. Otra vez toca cenar una insípida pasta con salsa boloñesa de bote. Así que me voy a dormir con el estómago vacío pensando que es una pena que los propietarios de estos establecimientos no fomenten la gastronomía local elaborada con productos del lugar, que los hay y muy buenos.
Día 4.- El día tonto del viaje
Siempre hay días tontos en los viajes. Días que se pierden en aeropuertos y estaciones, en horas muertas de carreteras interminables entres dos puntos. Días en los que no hay nada que hacer, excepto pasarlos con dignidad, sin desesperar, soñando con lo que vendrá. Y este día de regreso a San Pedro de Atacama es uno de esos días.
De nuevo madrugón indecente. A las 4:30 en marcha para llegar cuanto antes a la frontera y pasar los sucesivos controles aduaneros. Son 3 horas botando a oscuras por caminos de tierra, piedras y arena. Nada nuevo tras estos días de viaje. Pero el cansancio, la altura y los madrugones comienzan a hacer mella.
Al menos hacemos una parada en las Termas de Polques para ver el amanecer. Y a los turistas bañándose entre nubes de vapor en las piscinas termales. Son las 6 y media de la mañana y debemos estar a un par de grados bajo cero, pero esto no es obstáculo para despelotarse y meterse en el agua.
Una vez en la frontera toca realizar el mismo proceso que a la ida, pero a la inversa. Pasar frío, esperar a la intemperie, tomar un desayuno improvisado por los guías, sellar pasaportes, cambiar de trasportes con todo el equipaje… Lo que decía, un día tonto como el que más.
Afortunadamente me espera una tarde de relax en San Pedro de Atacama con sus bares y restaurantes, caros casi todos, pero donde se come estupendamente. Pero otro día os hablaré sobre San Pedro y sobre todo lo que se puede hacer en sus alrededores, que es mucho, y muy interesante.
Conclusión: 4 días para recordar toda la vida
El tour de 4 días desde San Pedro al Salar de Uyuni es una experiencia llena de sorpresas, desafiante y mágica al mismo tiempo. El contraste de paisajes desde Atacama hasta Uyuni, pasando por la reserva Eduardo Avaroa, es inigualable. Y es que cruzar el altiplano andino de sur a norte es como viajar de un planeta a otro en unas pocas horas. Además, económicamente suele ser más barato hacer el tour completo desde Chile (el costo de mi viaje rondó los 250 Euros) que contratar diferentes excursiones en Bolivia.
Por todo esto y mucho más, si todavía te estás preguntando si vale la pena ir a Uyuni desde San Pedro de Atacama, te respondo rotundamente que ¡SI! Este es un viaje duro e incómodo que te exigirá paciencia, adaptación al frío y a la altura, además de hambre de aventura. Pero, sobre todo, te exigirá tener los ojos bien abiertos para grabar en tu memoria algunos de los lugares más increíbles que puedes ver en nuestro planeta.
Por eso recuerda que el Salar de Uyuni no es solo un lugar para tomar fotos y tener “Likes” en Instagram. Es un recordatorio de que hay maravillas naturales más grandes que nosotros mismos. Lugares que nos ponen en nuestro sitio al recordarnos lo pequeños y poco importantes que somos.
Consejos finales para sobrevivir (y disfrutar) de tu viaje al Salar de Uyuni
- Aclimatación: San Pedro ya está a 2400 m. de altura, pero en el Salar estarás entre 4000-5000 metros. Tómalo con calma. Para el mal de altura mastica hojas de coca (las venden por todas partes), bebe mucha agua y evita el alcohol y las comidas pesadas. Al menos el primer día.
- Ropa: ¡Por capas en plan cebolla! Puede hacer 25°C al mediodía y -15°C en la noche. También es conveniente llevar zapatos cómodos y resistentes, gafas de sol de las buenas, gorra o sombrero y protector solar factor «mil». En serio, ¡el sol en estas alturas no perdona!
- Documentos: Es fundamental llevar siempre tu pasaporte, además de un buen seguro de viaje. Y, dependiendo de tu procedencia, tu visa de entrada en Bolivia.
- Dinero: Ten siempre efectivo en bolivianos. En los pueblos no hay cajeros ni aceptan tarjetas. Uyuni tiene pocos cajeros y aún menos cuando más los necesitas.
- Batería externa para cargar móviles o baterías de cámaras: no hay enchufes mágicos en medio de la sal.
- Respeto: Elige agencias responsables, que respeten las rutas y minimicen el impacto ambiental. ¡No todos los guías son iguales! No dejes basura, sigue las instrucciones del guía y respeta las normas, tanto en la Reserva Eduardo Avaroa como en el Salar de Uyuni.
- Apoya el comercio local: compra artesanías hechas a mano, come en restaurantes de pequeños productores.
- Infórmate y comparte: cuanto más sepamos sobre la importancia del Salar, más presión habrá para protegerlo.
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