Hace calor en Edimburgo.

Estoy en Edimburgo y un sol primaveral se abre paso entre las nubes iluminando los oscuros edificios de piedra de la capital escocesa. Las rectas fachadas grises y los inclinados tejados de pizarra adquieren diferentes tonalidades. Y esta luz de la mañana invita a recorrer las calles empedradas del centro de esta vieja ciudad cargada de Historia.

Edimburgo al sol.

Luce el sol y hace calor en Edimburgo…¡quién me lo iba a decir!

No conocía Edimburgo ni había pisado Escocia anteriormente. Y tras casi 3 días apenas si he tenido tiempo de arañar la superficie de esta ciudad formada por diferentes capas, niveles y estratos. Además de muchos callejones, pasadizos, plazas escondidas, pasos subterráneos y rincones apenas vislumbrados tras alguna esquina. La primera capa, la más visible, es la que el visitante se encuentra por primera vez.  Es la que ofrece la Princes Street con la Old Town a un lado y la New Town al otro. En medio la ciudad queda dividida por la estación de trenes de Waverley con su centro comercial subterráneo. Y en el centro, visible desde casi todos los ángulos, la torre oscura del Scott Monument dominando el centro de este gran escenario urbano.

Edimburgo centro 1

Edimburgo Scott Monument

Edimburgo centro 2

En el extremo Este de la Princes Street se alza la colina de Calton Hill, uno de los mejores miradores de la ciudad. En el extremo Oeste se encuentran las iglesias de St. Cuthbert y la episcopal de St. John con sus altas torres oscuras. Y elevándose sobre ellas y sobre toda la ciudad, se alza imponente la construcción más simbólica de Escocia: el Castillo de Edimburgo. Su silueta oscura se alza majestuosa sobre el gran promontorio rocoso que domina la Old Town, la Ciudad Vieja. Y por ende el resto de la urbe. Edimburgo impresiona a primera vista. Pero al mismo tiempo se presenta como una ciudad fácil de recorrer a pié y asequible al viajero. De esos lugares donde no resulta complicado ubicarse. Aunque esto es sólo la primera impresión. Porque a medida que la recorres van apareciendo sucesivas capas que hablan de una Edimburgo que no se ve a primera vista.

Edimburgo 1

Edimburgo 2

Respiro el aire de la ciudad, el aire del mar del Norte cargado de humedad que me trae el viento. Y corro a dejar mis cosas en una confortable habitación del hotel The Scotsman para salir disparado hacia esa torre oscura que domina el paisaje urbano. Es el Scott Monument, el gran monumento levantado en honor del escritor escocés Sir Walter Scott. Entre otras obras escribió Rob Roy o Ivanhoe, y con ellas fue uno de los precursores de la novela histórica moderna en el s.XIX.

Edimburgo Scott Monument 2

Por 5 libras puedes acceder a lo más alto de esta torre gótica recargada de pináculos, gárgolas y estatuas. Los tramos finales de la escalinata de caracol no son aptos para claustrofóbicos, pero qué recompensa cuando llegas a lo más alto. Qué vistas y que buen lugar para ubicarse. Hasta el mar se ve desde aquí. Entonces quedo prendado del paisaje de los tejados de la ciudad poblados de chimeneas, de las avenidas rectilíneas de la New Town y de los edificios arremolinados de la Old Town. Pero ¡ay! esas estructuras de la estación de Waverley que parecen invernaderos son un pegote que rompe la armonía urbana de Edimburgo.

Edimburgo centro 5

Edimburgo 7.

Hacia la Old Town por la Royal Mile

No me entretengo más. La Old Town me está esperando con sus calles empedradas, sus callejones, sus viejos edificios y sus pasadizos. Me dirijo hacia la parte más antigua de Edimburgo  tras visitar la Oficina de Turismo y pasar ante la gran fachada del gran Hotel Balmoral. Aquí parte de su personal masculino viste el tradicional kilt escocés. Tras cruzar por el North Bridge, desde donde se tienen algunas de las mejores vistas del centro y de Calton Hill, llego a la famosa Royal Mile. Esta calle es la que vertebra la Old Town y la recorre en descenso desde las puertas del Castillo hasta la residencia real del Palacio de Holyrood.

Edimburgo 8.

Los sonidos de Escocia

Ha sido entrar en la Royal Mile y verme rodeado de centenares de turistas que entran y salen de las muchas tiendas de souvenirs que se encuentran por aquí. Pero a mí me lo que me atrae son los inconfundibles acordes del Amazing Grace. Un gaitero vestido de forma tradicional hace sonar con fuerza y elegancia su gaita mientras el sonido de las archi conocidas notas se extiende recorriendo la Royal Mile. Ahora sí puedo decir que me siento en Escocia.

Edimburgo 9

Edimburgo Royal Mile 1

Edimburgo Royal Mile 2

Este momento bien merece celebrarlo con una cerveza y entro en el  primer pub que veo, el Deacon Brodie´s Tavern. La historia de William Brodie es más que curiosa. Durante el día era un respetado cerrajero y fabricante de cajas fuertes de Edimburgo. Pero por la noche era un pertinaz y hábil ladrón que terminó amasando una fortuna. Hasta que fue capturado y ahorcado en 1788. Su historia inspiró a R.L. Stevenson a escribir «El extraño caso del Doctor Jeckyll y Mr. Hyde«, pues su padre había sido cliente del famoso Brodie. Para celebrar su historia me bebo una pinta a la salud de Brodie y de Stevenson además de probar un más que aceptable fish&chips, una de esas «joyas» de la gastronomía británica. Fue a la salida cuando comprendí el significado de los carteles que decoran la fachada del pub.

Edimburgo Royal Mile 3

Sigo avanzando hacia el castillo adentrándome en alguno de esos estrechos pasadizos llamados «closes» que conducen a diferentes partes de la ciudad, a laberínticas callejuelas y a escondidos patios interiores. Son el remanente urbano de la vieja Edimburgo, una ciudad que quedó encerrada entre sus viejas murallas. Una ciudad que hasta mediados del XVIII estaba completamente abarrotada de gente que no podía salir pues no podía pagar la tasa que se pedía para volver a entrar. Por eso Edimburgo se elevó con altos edificios y se construyó en varios niveles aprovechando cada metro de suelo de la Old Town necesario para dar cobijo a una población que era prisionera de su propia ciudad.

Edimburgo Royal Mile 4

Edimburgo Royal Mile 5

Hoy la Old Town aparece renovada, limpia y dispuesta para recibir el maná del turismo en forma de pubs, restaurantes y muchas, muchas tiendas de recuerdos. Me detengo ante la estatua de David Hume, el filósofo y economista escocés. Debe estar pasando mucho calor porque está con su toga medio desprendida mostrando parte de su torso. También veo su dedo gordo del pie derecho reluciente por el continuo frotar de miles de personas. Primero por los estudiantes de la Universidad que creían que les daría suerte en sus carreras. Y ahora por los miles de turistas que convierten a Edimburgo en la segunda ciudad del Reino Unido más visitada tras Londres. Sigo caminando y de nuevo escucho una gaita, esta vez tocada por una joven, cuyo sonido me acompaña en esta parte del trayecto. La melodía del que podría ser el himno oficial escocés, el Scotland the Brave resuena por la Royal Mile.

Edimburgo Royal Mile 6

Edimburgo Royal Mile 7

La Old Town esconde pasadizos antaño secretos, viejos sótanos y muchas historias de brujas y fantasmas. Son uno de los reclamos para turistas, pero carezco del interés por las historias que me pueden contar durante el Paseo Nocturno por la ciudad, o en el Tour de los Fantasmas, en el de las Brujas, o en el de las Mazmorras. Quizás en otra ocasión. Entro a curiosear en el edificio que alberga el Scotch Whisky Experience y me entretengo observando las botellas de líquido dorado. El precio de algunas se eleva a varios miles de libras como las de Glengoyne o The Dalmore. Si te apetece pagar el dinero que cuesta la entrada podrás acceder a toda la información sobre el proceso de elaboración del preciado whisky escocés.

Enfrente se encuentra el edificio de la Cámara Oscura. Unos espejos deformantes en la entrada y la multitud de familias con niños me ponen sobre aviso acerca de los momentos de paz y silencio que podré disfrutar si accedo a su interior. La cámara oscura es un sistema de visualización a distancia inventado por Leonardo da Vinci. Son muy conocidas las de Cádiz y las de La Habana. A través de un juego de periscopios y espejos que reflejan la imagen de la ciudad en una gran superficie cóncava, se pueden observar detalles en la distancia tal como si estuviéramos mirando a través de unos prismáticos gigantes. Pero mi mirada se dirige hacia la imponente silueta de piedra del Castillo de Edimburgo que tengo justo delante.

Castillo de Edimburgo 1.

El Castillo de Edimburgo, la residencia de los reyes escoceses

Ya estoy en la gran explanada que antecede a la entrada del Castillo. Cientos y cientos de personas se agolpan en la explanada para mirar la ciudad desde este punto privilegiado mientras entran y salen del interior de la fortaleza. ¡Y vaya cola para conseguir la entrada! Puedes contratar una excursión con guía en español si quieres ahorrarte esperas y que te cuenten lo que vas a ver. En determinadas fechas puede ser la mejor opción.

Castillo de Edimburgo 2

Castillo de Edimburgo 3

Entrar en el Castillo de Edimburgo es como hacer un viaje en el tiempo. De las fortificaciones que defendían Edimburgo viajas a la historia de la familia real escocesa pasando por las conflictivas relaciones de Inglaterra con Escocia que vienen de muy atrás. El relato de su tormentosa historia es digna de un capítulo de la serie «Juego de Tronos«. Y en este caso, como casi siempre, la Historia la escriben los vencedores. En ningún momento se cita que la reina Isabel I de Inglaterra encerró en prisión durante 18 años y acabó cortando la cabeza a la reina escocesa María Estuardo en 1587. Toda la historia entre Inglaterra y Escocia está contada aquí de forma amable loando las bondades que para Escocia tuvo la forzada unión con Inglaterra. De todos es sabido que los ingleses son expertos en «olvidarse» o pasar por alto los pasajes más escabrosos o vergonzosos de su historia.

Castillo de Edimburgo 4

El relato de cómo se ocultaron emparedadas las joyas de la Corona escocesa y de cómo fueron encontradas por Walter Scott (sí, el escritor del monumento) es digno de una película. Hoy esas joyas se exponen en una sala acorazada en el interior del Castillo y se pueden admirar, aunque no fotografiar. El paseo por las salas, los salones, las habitaciones, las mazmorras y las cocinas complementan esta interesante visita que fácilmente se puede prolongar más allá de las 2 horas. Además las vistas que se tienen de Edimburgo y sus alrededores desde los bastiones y murallas justifican por sí solas la visita.

Castillo de Edimburgo 5

Castillo de Edimburgo 6

Castillo de Edimburgo 7

Salgo del Castillo tras recorrer el museo de los Regimientos Escoceses con toda su parafernalia y relatos de sus heroicidades bélicas. Ya es casi a la hora del cierre y retomo la Royal Mile para visitar la Catedral de San Giles. La visita es gratuita y la iglesia cuenta con algunas vidrieras y capillas interesantes. El único «pero» es que si quieres tomar fotografías has de «donar» 2 libras. En el exterior, mientras atardece, el sonido de las gaitas sigue resonando entre las fachadas de piedras perdiéndose por los estrechos callejones de los «closes».

Edimburgo San Giles.

The Dome, un lugar para momentos especiales

Para cenar elijo uno de los restaurantes más sorprendentes y elegantes de Edimburgo: The Dome. El edificio de The Dome fue la ostentosa sede de un banco antes que restaurante y se encuentra en la New Town, muy cerca del centro. Su fachada greco romana es imponente, pero su interior lo es todavía más. La sofisticación y el estilo se unen en un lugar donde además de cenar, puedes tomar el té o degustar un whisky en su bien surtido bar.

Edimburgo The Dome 1

Edimburgo The Dome 2

Edimburgo The Dome 3

Entre sus especialidades no faltan el hagish o el salmón escocés. Si te atreves con el hagish, el plato nacional escocés a base de entrañas, descubrirás que su textura pastosa, especiada y de sabor fuerte no es apta para todos los gustos. O lo aborreces o lo amas. En mi caso hice dos intentos en dos lugares distintos, y he de decir que es lo que menos me gustó de Escocia. Para compensar el mal sabor de boca vuelvo a uno de los pubs de la Royal Mile a tomarme unas cervezas y acabar este intenso día como se merece.

Todavía me queda por recorrer mucha ciudad y visitar algunas de sus lugares más señalados ¿Me dará tiempo a todo? ¿Hará un día soleado como el de hoy? ¿Seguiré tomando cervezas en sus terrazas? ¡Qué gozosas dudas existenciales! Si quieres seguir descubriendo conmigo esta maravillosa ciudad puedes hacerlo aquí: Edimburgo, la ciudad que siempre ofrece algo más.

Edimburgo 9.

Información práctica:

– Aunque también existe la posibilidad de tomar un tranvía desde el aeropuerto, opté por llegar hasta Edimburgo en el autobús de Airlink. Tras un recorrido de media hora te deja en waverley Bridge, en todo el centro. Ya desde aquí es muy fácil moverse. Es práctico, cómodo, tiene muchas frecuencias y el billete sencillo cuesta 4.5 libras.

– Aunque yo me planteé conocer Edimburgo en menos de 3 días, me resultó imposible. A primera vista parece una ciudad pequeña y fácil de recorrer a pié, como así es. Pero me quedaron muchas cosas por ver ¡Qué buena excusa para regresar!

– Os recomiendo hacer una visita a la Oficina de Turismo ubicada muy cerca del Scott Monument. Allí os darán toda la información que necesitéis y tienen WiFi gratuito.

– Existe un cierto debate acerca de si merece la pena o no comprar el Explorer Pass que permite acceder a diferentes lugares históricos de Escocia. Si vas a visitar solamente los castillos de Edimburgo y Stirling, como ha sido mi caso, no merece mucho la pena. Si tienes la intención de visitar más lugares, entonces las 31 libras que cuesta el Explorer Pass para 5 días seguro que cuesta lo que vas a pagar por ella. También existe la opción de compararla para 7 días, pero ten en cuenta que se activa desde el primer momento que visitas alguno de los monumentos incluidos.

– El hotel The Scotsman fue una propuesta de colaboración con Voyage Privé para probar el funcionamiento de su web así como su portal de reservas hoteleras. Y he de decir que trabaja de forma muy eficaz. Una pequeña variación en la reserva, nada de importancia en realidad, fue razón suficiente para que me enviaran varios mail e incluso me llamara por teléfono uno de sus agentes. Buen trabajo y magnífico hotel. Una de las más agradables sorpresas de Edimburgo. Chapeau!

– Edimburgo, como cualquier otra del Reino Unido, no es una ciudad barata. Seguramente no gastes mucho en trasporte público, pero sí lo vas a hacer en las comidas y en las visitas. Hay numerosos pubs en la Royal Mile y en Grassmarket, además de muchos restaurantes, donde podrás comer casi a cualquier hora del día. Si viajas con presupuesto ajustado te aconsejo buscar los pubs locales donde sirven menús diarios por entre 10 y 15 libras. Las pintas de cerveza rondan los 4-6 libras. Otra opción cuando hace buen tiempo es aprovisionarse de algún sandwich y acercarse hasta alguno de los numerosos parques de la ciudad.

–  Recuerda que un buen Seguro de Viajes te puede ahorrar preocupaciones y resolver muchos problemas. Así que ni lo dudes. Desde aquí te recomiendo MONDO, el seguro de viaje inteligente para viajeros inteligentes.

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