Las Tablas, un espacio natural único en Castilla.

Es inevitable que el nombre de «Castilla» nos sugiera imágenes de grandes extensiones cerealistas, de inmensos campos torrados por el sol del verano, de suaves colinas de color ocre despojadas de árboles, de pequeños pueblos perdidos en las llanuras ateridos de frío en los inviernos secos.

Y si escribo «La Mancha» la que viene a la mente es la imagen del hidalgo caballero Don Quijote acompañado de su inseparable escudero Sancho Panza mientras ataca con su lanza los molinos de viento.

Molinos de La Mancha

Pero hoy voy a aportaros otra visión de Castilla. Voy a hablar de una tierra de suaves colinas alfombradas de flores, de campos verdes donde la hierba es mecida por la brisa en oleadas ondulantes, y de ríos que aparecen y desaparecen formando grandes humedales repletos de vida. Esta es la Castilla verde, la Castilla que fue y que el hombre, a fuerza de intentarlo durante siglos, ha conseguido hacer desaparecer casi por completo.

Primavera en La Mancha

Es primavera y estoy en La Mancha, provincia de Ciudad Real, a unos 200 km. al sur de Madrid. Y hoy me dirijo por la autopista A-4 hacia uno de esos enclaves naturales que, aunque reducido a la mínima expresión, sobrevive milagrosamente en medio de las grandes extensiones de cultivo de viñas, cereal y regadío: el Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Las Tablas de Daimiel.

Mapa de las Tablas de Daimiel

Este año las lluvias primaverales han sido muy generosas y el Parque tiene encharcada casi la totalidad de su superficie de unas 2.000 hectáreas, una situación que no se daba desde hacía casi 30 años. Así que es el momento ideal para acercarse hasta este ecosistema único nacido de la confluencia de dos ríos, el Guadiana de agua dulce y el Gigüela de aguas salobres, que al desbordarse inundan la llanura circundante creando un oasis de vida en medio del secarral manchego.

Tablas de Daimiel

El resultado es un humedal de características únicas que sirve de lugar de invernada y nidificación a una gran variedad de aves durante todo el año. Si eres un amante de los pájaros aquí vas a disfrutar de verdad ya que Las Tablas atesora la mayor riqueza faunística del centro de la península, sobre todo aves acuáticas. Este es el paraíso para patos, somormujos, garzas, fochas, gallinetas o cigüeñas entre otras especies, pero también para numerosos anfibios y pequeños mamíferos.

Diversidad de aves en las Tablas de Daimiel

Diversidad de aves en las Tablas de Daimiel

Tras dejar atrás la población de Daimiel y sus modernas instalaciones de elaboración de vino, una estrecha carretera de unos 10 km conduce hacia la entrada al Parque. El paisaje es una sucesión de plantaciones de vid y campos de regadío que son los que están desecando el llamado Acuífero 23 y la principal causa de los graves problemas de falta de agua que sufren las Tablas de Daimiel. Entre los años 60 y 70 del siglo pasado y en un ataque de desarrollismo mal entendido, las administraciones decidieron aprovechar los humedales peninsulares para su cultivo intensivo trasformando grandes extensiones de secano en regadío.

Tablas de Daimiel. Corte estratigráfico.

Aquí en La Mancha se desecó gran parte de la zona comprendida entre los llamados ojos del Guadiana y Las Tablas, se excavaron numerosos pozos y se comenzó a extraer agua del Acuífero 23. Las consecuencias para el entorno natural se mostraron pronto devastadoras: los llamados “Ojos del Guadiana” desaparecieron y las Tablas comenzaron a secarse mientras los niveles de agua de las capas freáticas descendía año tras año. Además se roturaron las orillas de los ríos para su uso agrícola y se canalizaron sus cauces provocando la degradación y destrucción de gran parte de su vegetación y del bosque de ribera.

La declaración de Las Tablas como Parque Nacional en 1973 no consiguió detener este auténtico desastre ecológico y a día de hoy, 40 años después, la situación apenas si ha mejorado. Toda la zona de humedales está rodeada de cultivos donde las bombas extractoras de agua y los grandes aspersores de riego funcionan sin parar extrayendo hasta las últimas gotas del Acuífero 23 condicionando el futuro agrícola y natural de toda esta zona.

El Guadiana y el Molino de Molemocho

Las zonas de cultivo se acaban cuando de repente aparece el río Guadiana y la carretera cruza hacia la otra orilla dejando a la izquierda el viejo molino de Molemocho. Un poco más adelante se encuentran las áreas de aparcamiento y el Centro de Visitantes. Aquí nos darán toda la información necesaria para realizar por nuestra cuenta y de manera gratuita los tres itinerarios a pie que están perfectamente señalizados. No olvidéis pedir el mapa explicativo y descriptivo del parque donde todo está muy bien indicado. Además existe también la posibilidad de contratar un guía especializado o realizar una excursión en 4×4 por áreas restringidas del parque, por supuesto pagando.

Oficina de Turismo de Daimiel. El Centro de Información del Parque Nacional está enfrente.

Hoy es el día perfecto para hacerme las rutas a pie, así que comienzo con la de color amarillo llamada ruta Isla del Pan que me lleva hacia la laguna de aclimatación y al mirador de la Isla de Pan. El acceso es muy sencillo, casi todo llano y bordeado de prados y campos rebosantes de flores alrededor de los juncales. Mientras camino, el único sonido que escucho es la sinfonía irregular de los cantos, pitidos, gorjeos y graznidos de todo un muestrario de aves que veo volando, nadando o posados en las ramas de los árboles.

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Los caminos entre las islas e islotes dispersos sobre la laguna son una sucesión de pasos elevados de madera con miradores ubicados en puntos estratégicos e integrados perfectamente en el paisaje. Los juncos se mezclan con los bosquecillos de ribera donde hay que destacar las formas caprichosas de los troncos del taray, el árbol más característico del parque, alternándose con juncales y prados de un intenso verde primaveral plagados de flores, muchas flores.

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Y siempre marcando el paisaje esa lámina de agua que todo lo invade en cuya superficie se reflejan como en un espejo las nubes de algodón que flotan en un intenso cielo azul. Si queréis saber lo que es la primavera aquí la vais a encontrar en todo su esplendor.

 

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De la secular presencia humana en estos lugares apenas queda una barca semihundida y la casa familiar de piedra y techo de juncos de uno de los últimos pescadores de Las Tablas, una actividad de la que llegaron a vivir 300 familias y que debido a la desecación progresiva del humedal terminó por desaparecer. Desde el mirador se tiene una vista más amplia de la superficie del parque, de los islotes donde descansan centenares de grullas blancas lejos del alcance de mi cámara de fotos y, sobre todo, de los campos de cultivo de regadío que llegan hasta las mismas orillas del Guadiana en el otro lado del río.

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Repartidos por el parque y al pie de algunas lagunas se encuentran observatorios de aves ubicados de manera estratégica. Aquí uno se puede descansar sentado un rato resguardado a la sombra y a la espera de ver pasar por ejemplo al pato colorao, el más representativo del parque con su prominente cabeza de plumaje anaranjado. Los que vi también quedaban fuera del alcance de mi cámara, así que un consejo: traeros prismáticos, trípode y una buena cámara con buen zoom o mejor un teleobjetivo. Afortunadamente no se me escapó una tortuga que nadaba tranquilamente entre los juncos en unas aguas que me sorprendieron por su transparencia.

Tortuga en las Tablas de Daimiel

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Un nuevo sendero, el de color rojo llamado ruta Laguna Permanente, me lleva bordeando el agua hacia el Molino de Molemocho. Esta vieja edificación es un ejemplo de los antiguos molinos de agua dispersos por tierras castellanas dedicados a la molienda de grano. En este caso concreto el molino se mantuvo en funcionamiento hasta la década de 1970 cuando el descenso del nivel de las aguas del Guadiana obligó a su cierre.

Molino de Molemocho. Tablas de Daimiel.

Abandonado durante décadas y casi en ruinas ha sido reconstruido y recuperado como centro de interpretación de la actividad molinera tradicional. En su interior se conserva toda la maquinaria que convirtió a esta actividad en una de las más rentables durante siglos, y es que el molinero se llevaba una buena parte de las fanegas de grano que los agricultores traían para ser convertidas en harina.

Molino de Molemocho 2. Tablas de Daimiel.

Me doy cuenta de que el tiempo se ha pasado volando y decido quedarme sin hacer el tercer recorrido indicado en color azul, la ruta Torre del Prado. Y es que la visión en la distancia de todos esos patos de coloridos plumajes y picos rojizos, azules o negros me hace pensar en regresar mejor equipado fotográficamente hablando. Qué maravillosa excusa para volver a uno de los humedales en mayor peligro de desaparición del país. Os recuerdo que hace tan solo unos pocos años las noticias de que Las Tablas de Daimiel estaban literalmente quemándose a fuego lento llegaron a la prensa y las televisiones.

La falta de agua provocada por una larga sequía y la sobreexplotación del Acuífero 23 abrió profundas grietas en el terreno reseco del otrora mayor humedal de Castilla. Esto permitió la llegada de aire cargado de oxígeno que alimentó la combustión de la turba subterránea acumulada bajo extensas áreas del Parque a lo largo de miles de años. El gráfico de “El País” lo explica de una manera más visual:

Turberas de las Tablas de Daimiel

El caso es que Las Tablas de Daimiel estuvieron a punto de desaparecer y el paisaje que os muestro en estas fotos no existir nunca más. Afortunadamente se aprobó un trasvase urgente de agua del río Tajo y la llegada de agua permitió apagar los fuegos subterráneos. Pero este es sólo un ejemplo de lo cerca que estuvo este Parque nacional y Reserva de la Biosfera de un triste final. El Parque ha tardado casi 30 años en recuperar su esplendor de décadas pasadas. Espero que no sea sólo un espejismo, una situación momentánea propiciada en un buen año de lluvias.

Tablas de Daimiel 12

Tablas de Daimiel 13

Las administraciones que una vez decidieron acabar con este humedal único deben ahora ponerse manos a la obra para apoyar incentivos económicos que permitan a los agricultores de la zona regresar a los tradicionales cultivos de secano. Se podría así recuperar el caudal de los ríos y sobre todo el volumen de agua del Acuífero 23.

Cultivo tradicional de vides en La Mancha

También debería ampliarse la zona de influencia a nuevas áreas todavía sin protección específica y permitir la recuperación de los “Ojos del Guadiana”, esas lagunas redondas por donde emergía el caudal del Guadiana camino de Andalucía. La Mancha recuperaría así uno de sus tesoros, parte del paisaje que quizás Cervantes recorrió para dar vida a su Quijote.

Sin duda queda mucho por hacer para recuperar esta joya ecológica, y es por eso que desde aquí quiero poner mi granito de arena dando a conocer la situación actual de precario equilibrio en la que se mantienen Las Tablas. La ayuda de todos es fundamental y necesaria si quieres que tus hijos y nietos vean esta maravilla natural en todo su esplendor, tal cual como he tenido la suerte de verlas durante esta maravillosa primavera.