Las islas de San Blas en la comarca de Guna Yala.

Estoy en Guna Yala y esto no es un sueño: islas paradisíacas, playas de ensueño, hamacas balanceándose a la sombra de palmeras y un mar azul celeste de aguas templadas.

Por eso este conjunto de islas desperdigadas a lo largo de la costa caribeña de Panamá es en uno de mis lugares favoritos para desconectar del mundo. Aquí la vida es sencilla: te levantas con el sol, desayunas, te das un baño y te vas de excursión a las islas cercanas donde tampoco hay nada que hacer. Bueno, nada no: puedes hacer snorkel en arrecifes de coral o en barcos hundidos, tomar el sol, navegar entre islas, leer un libro bajo una palmera… Y comprobarás lo rápido que te olvidas del smartphone, la TV, el wi-fi, los enchufes, el trabajo y la crisis.

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San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 3.

Sí, este lugar es real y está habitado por una etnia de fuerte personalidad: los Guna. Este pueblo indígena tiene un acusado sentido de pertenencia a la tierra además de poseer una lengua y cultura propias de la que se sienten orgullosos. Su territorio se extiende hasta la frontera colombiana y su costa está salpicada de más de 300 islas. Muchas están inhabitadas pero en otras residen comunidades que se rigen por su propia ley gobernándose a sí mismos en una especie de estado semi-independiente. Para viajar hasta aquí deberéis traer el pasaporte y seréis registrados tanto a la entrada como a la salida de la comarca. En su simplicidad todo está controlado.

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Las inversiones en infraestructuras  del estado panameño se limitan a unas cuantas pistas de aterrizaje como las de El Porvenir, Río Sidra, Corazón de Jesús, o Mamitupu, algunas escuelas infantiles, algún pequeño hospital…Es cierto que los Guna se quejan de este “abandono” del estado panameño, pero no es menos cierto que ellos mismos son partidarios de cierto aislamiento que les permite seguir con su autonomía y arreglar sus asuntos sin injerencias de nadie. El equilibrio entre ambos extremos resulta a veces difícil.

La vida de estas comunidades transcurre moviéndose de isla en isla, pescando, intercambiando productos y ocupados en sus quehaceres diarios. Habitan casas hechas con cañizo y tejados de palma a apenas unos metros de un mar límpido y azul. Aunque por desgracia el omnipresente hormigón y los tejados de lata empieza a aparecer también aquí y allá afeando el paisaje de estas hermosas islas.

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El clima tropical, las aguas límpidas, las pequeñas islas pobladas de palmeras que se inclinan sobre unas playas de arena que a veces parece nieve… Todo es propicio a un paisaje de postal que es real y existe y que los Guna intentan preservar. Es de los pocos sitios de Panamá donde no he visto basura por las calles o basura flotando en el mar. Incluso he visto a niños guna recogiendo alguna lata vacía abandonada por algún turista y tirarla después en unos bidones donde se recogen los desperdicios. Y esto dice mucho y bien de esta gente amable que intenta vivir un poco mejor con lo que aportan los viajeros que llegan hasta aquí.

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Cómo llegar a San Blas

Aunque se puede viajar por tierra hasta el embarcadero de Cartí y luego tomar lanchas a las diferentes islas, recomiendo tomar alguno de los vuelos que comunican la región con Panamá capital.  Los vuelos salen desde el Aeropuerto Marcos Gelabert en la zona de Albrook en Ciudad de Panamá haciendo un recorrido en el que aterrizan y despegan en los distintos aeropuertos de la comarca Guna como si fuera un autobús de línea. La compañía Air Panama ofrece servicio a esta región a la que es imprescindible viajar con el pasaporte. Suele haber un vuelo diario que sale muy temprano. Por ejemplo a El Porvenir sale a las 6 de la mañana y el vuelo dura apenas media hora en una avioneta para unos 20 pasajeros. Eso sí, los precios en temporada alta se disparan y un billete de ida/vuelta puede costar más de 200$. Si lo encuentras.

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El aeropuerto de El Porvenir, así llamado porque la avioneta está siempre “por-venir”, da servicio a la zona de San Blas y está ubicado en una pequeña isla. Tras aterrizar, mostrar tu pasaporte al policía del aeropuerto y registrar tus datos en el libro de pasajeros, te encontrarás con algunos hombres que te preguntarán si tienes sitio donde alojarte. Pronto te llevarán hasta el sitio elegido en sus lanchas atracadas a unos metros de la pista de aterrizaje. Por aquí está el pequeño Hotel El Porvenir y si quieres algo más rústico puedes optar por las Cabañas Ukuptupu que fue mi lugar de descanso elegido y base de operaciones durante los días que estuve por aquí.

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San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 9
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Por unos dólares dormirás, te darán desayuno, comida y cena y te llevarán de excursión por las islas de los alrededores. Pero desde ya aviso que las comodidades son las mínimas y se reducen a unas hamacas donde echarse la siesta o leer un libro mientras atardece sobre un mar de aguas transparentes y un cielo de tonos azulados y violetas. La intimidad se reduce al respeto que los demás tengan para no mirar dentro de tu cabaña a través de los resquicios que dejan las tablas de madera y caña. Ni mirar cuando te duchas o utilizas el baño «ecológico». Las camas han vivido tiempos mejores y sólo hay luz (y cervezas frías) hasta el momento en que se apaga el grupo generador.

.Cabañas Ukuptupu. San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 9

Retrete comunitario y "ecológico". San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 10.

Las mañanas se reservan para hacer excursiones. Por la tarde se puede visitar alguna isla vecina donde conocer un poco más del modo de vida de estas comunidades o comprar artesanía local sobre todo alguna «mola» que son esas coloridas telas elaboradas a mano por las mujeres. También puedes dedicarte a tomar algo al borde del mar sentados en un tronco caído de cocotero, charlar con la gente o parlotear con los niños que pronto os asaltarán pidiendo un dólar si quieres hacerles una foto.

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Las mujeres guna son una tentación irresistible para mi cámara. Y lo son por el colorido de sus vestidos y la profusa decoración de colgantes, pulseras y tobilleras que me atrae como una mosca a un pastel. Pero siempre hay que pedirles permiso y abonar la correspondiente cuenta de un dólar por la pose. Confieso que pagar por un retrato no me gusta ya que creo que pierde toda la naturalidad del momento. Pero como tienen todo el derecho a decirme que no, me aguanto. Confieso que esta es mi gran frustración cada vez que vengo a San Blas. Las mujeres guna son todo carácter, la fuerza tranquila. Son las que llevan la economía de la casa en un matriarcado que se asienta sobre el hecho de que es la hija mayor la que hereda las propiedades de sus padres. Los hombres, mientras tanto, pasan el día pescando o comerciando entre las islas y visten con el uniforme oficial masculino del Caribe: vaqueros y camiseta.

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San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 13

San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 14

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El paraíso soñado

La mayoría de los que llegan hasta aquí lo hacen buscando esos paisajes de islas tropicales vestidas de palmeras verdes y arenas blancas. Arenas que relucen bajo un sol de justicia bañadas por un mar ahora verde y después azul turquesa donde nadan peces de todos los colores entre hermosas formaciones coralinas. Pues bien amigos, estas islas son ese lugar soñado.

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San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 16

San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 17

Entre las más cercanas a El Porvenir destacaría dos: Isla Perro e Isla Pelícano, ambas situadas muy cerca y en las que deberemos pagar un dólar a la persona que se ocupa de su mantenimiento y limpieza. Todo lo que tenéis en mente está aquí como en un sueño hecho realidad. Pero también con sus carencias. Apenas encontrarás un chiringuito playero, tampoco hay tumbonas, ni baños… pero ¿a quién le importa?

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En Isla Perro. San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 13

San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 14.

El sol pega duro y es imprescindible venir pertrechado con bebidas, toalla, mucha crema de protección solar y gafas y tubo para disfrutar de la vida submarina. Esta es especialmente rica y fácilmente visible en Isla Perro donde hay un barco sumergido a unos metros de la playa que está siendo colonizado por una rica y colorida fauna y flora submarina: pepinos de mar, peces payaso, anémonas, corales… La quemadura en la espalda está asegurada.

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En Isla Perro. San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 16

En Isla Perro. San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 18.

Por supuesto también hay islas menos concurridas donde no hay absolutamente nadie y os sentiréis como Robinsones, abandonados por el barquero que se irá a buscar la compañía de sus amigos en alguna isla cercana. Es cierto que aparte de tumbarse el sol y bañarse en el mar no hay mucho más que hacer. Pero si eso es lo que te gusta lo disfrutarás como nunca. Este es el caso de Isla Pelícano.


En Isla Pelícano. San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 19
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Ya por la noche, cenando una langosta, un centollo o algún exquisito pescado acompañado de arroz con coco disfrutaremos del lujo de las cosas simples y sencillas. Más tarde, balanceándonos en una hamaca mientras tomamos un roncito y charlamos con los amigos o con algún otro viajero, recordaremos cada instante de este sueño convertido en realidad. A lo lejos el mar se ilumina con los rayos de una tormenta que se acerca mientras el bramido de los truenos llega mitigado por la distancia a nuestros oídos. Pronto empezará a llover y es hora de irse a descansar porque a las diez se apaga el generador eléctrico. Mañana será otro día para disfrutar, porque más tarde o más temprano habrá que regresar a la triste “civilización”.

Es cierto, seréis la envidia de vuestros familiares y amigos cuando regreséis al mundo real y enseñéis vuestras fotografías. Pero no olvides que estas islas son reales y la gente que las habita y las cuida también. Las comunidades guna ocupan islotes de pequeño tamaño que apenas se elevan un metro de la superficie del mar con unas condiciones de vida bastante al límite. Todos se conocen, la vida es sencilla y está exenta de lujos. Aquí no existen hoteles al uso, ni resorts de pulserita, ni bungalows, ni restaurantes de alta cocina…Las islas de San Blas no son un decorado para turistas, son el lugar donde viven los Guna. Y son ellos los que controlan quien entra y sale de su territorio, y supervisan el trasporte, las cabañas y los hotelitos donde uno puede quedarse a pasar unos días.

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San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 20

Isla Perro. San Blas. Guna Yala. viajesyfotografia 21.

No olvides que aquí tu eres sólo un invitado y respeta este paraíso porque son ellos los que viven aquí a diario. Si quieres saber algo más de cómo los Guna han conseguido mantener el control efectivo sobre su comarca quizás te sorprenda oír hablar de la «revolución Guna«.

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