El objetivo: editar mi primer libro de fotografía.

Soy de esas personas que creen en que si se quiere algo, se puede conseguir. Sólo hay que ponerse a ello. Hace unos meses me decidí a cumplir uno de esos sueños que rondaban por la cabeza esperando convertirse algún día en realidad: editar un libro de fotografía.

Pero ¿cómo hacerlo? Tras pensarlo detenidamente decidí lanzarme a la aventura de la auto-edición.

Y es que a priori esta fórmula ofrecía numerosas ventajas respecto a la edición tradicional: evitaba las penosas peregrinaciones por las editoriales con mis fotografías y las más que seguras contestaciones negativas: la selección de las imágenes la hacía yo así como la elección del formato; no existían apenas intermediarios y una buena parte del beneficio de las ventas iba directo a mi bolsillo. Me preguntaba si la auto-edición de libros con mis fotografías sería la vaca púrpura que todos buscamos, la fuente de ingresos soñada para financiar nuevas aventuras.

La loca aventura de autoeditar un libro de fotografía de viajes

Adelante entonces

El primer paso consistía en buscar una plataforma de edición potente, fiable, con los recursos adecuados, flexible y fácil de utilizar. Y que permitiera editar libros de fotografía. Inmediatamente Bubok o Lulu quedaron descartadas. Hoffman y Fotoprix no ofrecían las herramientas que necesitaba o los precios se disparaban. Al final, sin ser perfecta, me decidí por BLURB ya que me ofrecía las herramientas específicas para crear un libro de fotografía con aspecto «profesional».  Y también la posibilidad de crear libros electrónicos «ebooks» la cual era una premisa fundamental. ¿Por qué?

No nos engañemos. La auto-edición en papel es carísima si quieres resultados de calidad y si el número de ejemplares a editar es reducido. Y ese iba a ser mi caso. La venta de ebooks aparecía ante mis ojos como la panacea para superar ese escollo ya que podía ofrecer unos precios de venta mucho más reducidos.

Blurb 1

Por otro lado contaba con mi gran baza personal, mi tesoro más preciado: mi web como estandarte publicitario y presencia en las redes sociales. Y sobre todo mis seguidores, mis compañeros de viaje por el Mundo.

La calculadora mental se puso en marcha: si sólo un 5% de todas esas personas se decidía a adquirir un ejemplar tendría fondos suficientes para cubrir parte de los gastos previstos para viajes en el 2014. Un 5% no parece mucho ¿verdad? Un 5%… con esa cifra en la cabeza me puse manos a la obra.

Tras el arduo proceso de la elección de la temática, seleccionar las imágenes, maquetarlas, editar el libro, escribir, traducir… y de limar otros aspectos técnicos,  por fin publiqué mi primer libro de fotografía rebosante de optimismo y confianza: Objetivo Manhattan.

Portada Objetivo Manhattan

Con concurso incluido y en tres formatos para que hubiera posibilidad de elección: uno electrónico desde unos 6€, una versión de papel de 18×18 a partir de 20€ y la versión «premium» en papel de 30×30 por 80€ de la que sabía de antemano que no iba a vender apenas ejemplares, pero que es donde mejor se aprecian las fotografías. Y es que ya sabéis, la auto-edición en papel sale por un ojo de la cara.

Era el momento de dar a conocer mi gran obra. Y me lancé a fondo: publicación específica en mi web, numerosos mensajes en Twitter y en Facebook, publicación de imágenes en las redes sociales durante el mes de enero. Y además fui tan panoli que hice un contrato de promoción con Facebook, pagando por supuesto, para ampliar el alcance y así atraer más seguidores.

Me publicité en BLURB y también subí mi libro a la plataforma eBooks de la Apple Store a pesar de que la marca de la manzana se llevaba buena parte de mis posibles ganancias.

Inmediatamente comenzaron a llegar decenas de correos, mails, mensajes y tweets felicitándome, animándome, deseándome la mejor suerte del mundo…mensajes llenos de buena voluntad, de aprecio y cariño, de sinceros deseos de éxito. Desde aquí reitero mi agradecimiento a todos. La máquina de los retuits se puso en marcha y me vi haciendo cálculos exponenciales pensando «me voy a forrar«. Al fin y al cabo este es el mundo de Internet 2.0, de las redes globales interconectadas, de la comunicación instantánea, de la información multiplicada hasta el infinito.

Ya tengo para seguir viajando

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Pero los números son los números

¿Dónde se encuentra la línea que separa el éxito del fracaso? Evidentemente cuando no se cumplen la expectativas y las esperanzas se desvanecen.

A un mes del inicio de venta los números me golpeaban como puños a través de la pantalla de mi ordenador. Sólo durnante el mes de enero de intensa campaña accedieron a la plataforma de BLURB más de 300 personas. Este era justo el paso previo antes de adquirir el libro en alguna de sus versiones, el lugar donde uno decide, el momento de la incertidumbre: lo compro o no, el momento de «darle al ENTER».

Y aquí se acaba el sueño y comienza la realidad. En estos meses las ventas apenas llegan a la veintena de ejemplares. Un fracaso de ventas se mire como se mire.

Objetivo Manhattan tres versiones

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¿Qué ha fallado?

Aunque quizás la pregunta correcta sería ¿en qué he fallado? Al fin y al cabo todo el proceso lo he llevado de principio a fin y por lo tanto el responsable del éxito y del fracaso es del que escribe.

Tras darle vueltas al tema durante estos meses he encontrado varias razones que pueden explicar este  batacazo. Así que aquí las dejo resumidas para que aquellos que tengan pensado lanzarse a la aventura de la auto-edición se lo piensen antes. Y después, que hagan lo que quieran.

Factores externos:

– El abusivo IVA aplicado a los libros electrónicos en España en relación a los precios de los libros en papel que repercute como una losa en el  precio final. El IVA del libro electrónico en España es del 21%, mientras que en Francia es del 7%. Un pesadísimo lastre para el despegue de la edición electrónica. Y es que nuestros legisladores,como siempre, marchan por detrás de las realidades sociales.

– La falta de madurez del mercado español y, por lo tanto, el bajo porcentaje de penetración de los libros electrónicos que todavía es muy inferior a la media europea. Y por supuesto a años luz de lo que sucede en el mercado norteamericano.

– La percepción entre muchos lectores de que los libros electrónicos deberían ser gratis ya que creen que no cuesta nada hacerlos. Y nada más lejos de la realidad. Un libro electrónico hay que crearlo, diseñarlo, editarlo, corregirlo, promocionarlo, venderlo… Y aquí enlazo con la cultura de la piratería digital en España y la idea del «todo gratis» en Internet.

Factores propios:

– El primero y el más importante: olvidarme de que un libro de fotografía no es lo mismo que una novela, una guía de viajes o un manual de consulta. Un libro de fotografía está para disfrutarlo, observarlo, es un bien lúdico…pero no imprescindible. Porque al fin y al cabo a todos nos gusta apreciar las fotografías en un buen libro de papel.

– Olvidarme de que las redes sociales NO sirven para vender sino para comunicar.

– Creer que la auto-edición podía ser un camino para la autofinanciación de mis viajes.

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Los fracasos sólo lo son cuando tu quieres que lo sean

Si de algo se aprende en la vida es de los fracasos y de las decepciones, siempre que tengamos el valor de pararnos a reflexionar. Porque de todo se pueden extraer conclusiones positivas:

– Me lo he pasado en grande fotografiando y luego haciendo el libro.

– He recibido el apoyo moral de muchísimas personas. Y el económico de unos pocos valientes (gracias de nuevo)

– A estas alturas esta experiencia me ha servido para reírme de mí mismo, lo cual es un ejercicio muy sano.

– Voy a tener que seguir explorando nuevos caminos para la financiación de mis viajes. Jamás hay que conformarse ni darse por vencido. Soy de los que aplican la máxima de que si quieres resultados diferentes, haz cosa diferentes.

– Aprendí que la herramienta de pago de promoción de Facebook no sirve para nada. Según sus estadísticas, tras conseguir un alcance de más de 50.000 personas en unos días, me siguieron en Facebook unas 8 y ha comprado mi libro…ninguna.

– La auto-edición y la permanencia de mi web en Internet permiten que mi libro siga estando disponible para quien quiera adquirirlo.

– Sobre la mesa de mi salón hay un estupendo libro de 30×30 donde puedo ver mis fotografías como nunca las había visto y confirmando una vez más que cumplir tus sueños es posible si te esfuerzas lo suficiente.

– Descubrir que a pesar de este fracaso todavía estoy tan loco como para pensar en editar y publicar más libros de fotografía.

Si alguno de vosotros ha tenido experiencias similares, buenas o malas, agradecería algún comentario. Cualquier pista que arroje más luz sobre los secretos y misterios de la edición de libros de fotografía será bienvenida.